Argelia confía en que España tenga en cuenta la evolución diplomática del conflicto del Sahara

Argelia ha reaccionado discretamente, a través de la Prensa, a la entrevista celebrada esta semana en Palma de Mallorca por los reyes Juan Carlos y Hassan II, interrogándose sobre los propósitos de este último de comprometer a la joven democracia española en una posible internacionalización del conflicto del Sahara. Tras apreciar las declaraciones hechas por el jefe de la diplomacia española, José Pedro Pérez-Llorca, los argelinos se inquietan por el fondo que mueve a medios informativos y círculos españoles en el sentido de otorgarle al monarca alauí el privilegio de "defensor de Occid...

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Argelia ha reaccionado discretamente, a través de la Prensa, a la entrevista celebrada esta semana en Palma de Mallorca por los reyes Juan Carlos y Hassan II, interrogándose sobre los propósitos de este último de comprometer a la joven democracia española en una posible internacionalización del conflicto del Sahara. Tras apreciar las declaraciones hechas por el jefe de la diplomacia española, José Pedro Pérez-Llorca, los argelinos se inquietan por el fondo que mueve a medios informativos y círculos españoles en el sentido de otorgarle al monarca alauí el privilegio de "defensor de Occidente" en el área.Los argelinos parecen achacar al desconocimiento de las múltiples coordenadas que influyen en la situación política del área magrebí la visión maniqueísta de aquellos medios españoles que definen a Rabat como el pilar de Occidente, y a Argel, como el lacayo de los soviéticos. En Argel, la derrota diplomática sufrida por Marruecos en Addis Abeba, al haber sido reconocida la RASD por la Organización para la Unidad Africana (OUA), es considerada muy evidente.

El periódico gubernamental argelino El Mudjahid estima que el rey Hassan II, con sus viajes a París y Palma de Mallorca y su próxima visita a Washington, intenta reconstruir una estrategia para obtener un armamento sofisticado de Estados Unidos, un mayor apoyo de Occidente, del que se declara defensor, y un bloqueo de la OUA en la medida en que esta última no aplicaría los puntos de vista de Rabat sobre el conflicto del Sahara.

En el haber de la parte española, los medios argelinos sitúan la prudencia del Gobierno y el contraste de ésta con la actitud de los medios informativos. La declaración de Pérez-Llorca, en la que se reitera que Madrid favorece un referéndum de autodeterminación, ha sido también apreciada por la parte argelina.

Para Argelia, la RASD es una realidad que no puede negarse tan a la ligera como lo hace Marruecos, empeñado en situar el conflicto como una resultante de la pugna que llevan a cabo las dos superpotencias. Otra aberración informativa para Argel sería desconocer que el bloque comunista no se ha atrevido nunca a ponerse oficialmente al lado de los saharauis para no herir la susceptibilidad de Marruecos. Los intereses de la Unión Soviética en esta región no son precisamente compatibles con un reconocimiento de la RASD, por el momento.

Agitar el espectro del comunismo argelino- saharaui sería ignorar buena parte de las coordenadas políticas y económicas que repercuten en todos los problemas en que se debate el Magreb desde Rabat hasta Trípoli.

A ello habría que añadir el que en estos momentos, gracias a una tenaz labor diplomática, España ha logrado mejorar muy sensiblemente sus relaciones con Argel. El nombramiento como nuevo director de Africa, en el palacio de Santa Cruz, del representante español en Argel, José María Ullrich, es significativo de una voluntad más moderadora y pragmática en defensa de una cooperación, sin que haya que agitar tan frecuentemente el espantajo de un adalid de Occidente, condenado, según Argelia, a reconocer algún día la realidad de los saharauis.

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