Reportaje:

Las islas del Indico, marco propicio para invasiones

El intentó de golpe de Estado de la semana pasada en las islas Seychelles pone de manifiesto la especial sensibilidad surafricana hacia los acontecimientos de las isla que rodean a Madagascar, así como un velado intento de influirlos o encauzarlos en una dirección de terminada. Estas islas o archipiélagos se encuentran en la inmediata proximidad de Estados francamente hostiles a Suráfrica. (Mozambique, Tanzania, Madagascar), y la debilidad de sus instituciones, y especialmente de sus ejércitos, hace viables en principio golpes rápidos llevados a cabo por un puñado de hombres decididos. El cono...

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El intentó de golpe de Estado de la semana pasada en las islas Seychelles pone de manifiesto la especial sensibilidad surafricana hacia los acontecimientos de las isla que rodean a Madagascar, así como un velado intento de influirlos o encauzarlos en una dirección de terminada. Estas islas o archipiélagos se encuentran en la inmediata proximidad de Estados francamente hostiles a Suráfrica. (Mozambique, Tanzania, Madagascar), y la debilidad de sus instituciones, y especialmente de sus ejércitos, hace viables en principio golpes rápidos llevados a cabo por un puñado de hombres decididos. El conocido mercenario francés Bob Denard realizó, por ejemplo, dos golpes de Estado con éxito en las Comores, en 1975 y 1978.

En las proximidades de la gran isla de Madagascar, gobernada por un régimen alineado con los más progresistas de Africa, se encuentran los archipiélagos de Seychelles (al Norte) y Comores (en la embocadura norte del canal de Mozambique), así como las islas de Mauricio y Reunión (al Este). En el Estado de Seychelles, el excéntrico millonario James Mancham, gran amigo y socio comercial de Suráfrica, fue derrocado por su primer ministro y antagonista político France Albert René en junio de 1977.Poco después del golpe, que desencadenó el entusiasmo popular, las Seychelles se alineaban con los regímenes de Tanzania, Argelia y Mozambique en las cuestiones africanas, en tanto que suscribían una política no alineada en cuestiones extra-africanas.

El archipiélago de las Comores es el mejor ejemplo de lo relativamente fácil que es derrocar a un Gobierno frágil. El 3 de agosto de 1975, Bob Denard, que había luchado en el Congo, Biafra y Sudán, aupó al poder a Alí Soilih, retirándose del país poco después. Menos de tres años más tarde, el mismo Denard no tuvo escrúpulos en aceptar el contrato que le brindaban dos prominentes comoria nos exiliados, Ahmed Abdallah y Mohamed Ahmed y, tras derrocar y dar muerte a Alí Soilih, les instaló en el poder el 13 de mayo de 1978.

Al este de Madagascar, y también dominando los accesos a Suráfrica desde el Indico, se encuentran el Estado de Mauricio y el departamento francés de Reunión. En Mauricio, con una sólida tradición de democracia parlamentaria, se preparan ahora para sustituir al anciano presidente sir Sewoosagur Ramgoolan, de 81 años.

En abril de este año, el principal partido de la oposición, el Movimiento Militante Mauriciano, de Paul Berenguer, lograba constituir con el partido socialista un frente de izquierdas que, según todos los observadores, llevará al poder a Berenguer. En su etapa de estudiante luchó en las barricadas del 68 francés. Berenguer ha moderado extraordinariamente su programa de Gobierno, pero aun así es visto en Pretoria como un enemigo declarado.

En Reunión, que sigue siendo un departamento francés de ultramar, el presunto peligro para Suráfrica se encontraría en el hecho de que desde finales de los años cincuenta, la lucha por la independencia se halla encabezada por el Partido Comunista reuniones, cuyo secretario general, Paul Vergés, diputado del Parlamento Europeo es, sin duda, la principal figura política de la isla.

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El acceso al poder de François Mitterrand en Francia hace pensar en una actitud más abierta de París hacia la independencia de Reunión, y la independencia, se piensa, llevaría al poder al PCR.

Las perspectivas de Reunión y" Mauricio, junto con la realidad de Seychelles y la constitución, en julio de este año, de un Frente Nacional Unido de Comores, que busca conseguir el apoyo de Mitterrand, hacen pensar a Suráfrica que el Indico se convertirá en un océano rojo a corto plazo, estimación que, aparte de estar alejada de la realidad, cuadra con el panorama que Pretoria trata de vender, a Ronald Reagan en busca de un mayor apoyo para sus actuaciones en Namibia, Angola y Mozambique.

No parece, sin embargo, que los intereses estratégicos occidentales en el extremo suroccidental del Indico se encuentren en peligro por regímenes como los de France Albert René, y una prueba de esto puede ser el hecho de que el Gobierno de Seychelles mantenga una economía de mercado, siga contando con el apoyo financiero de Francia y del Reino Unido, y haya renovado con Estados Unidos, en junio de este año, el contrato que permite a Washington contar con una estación de rastreo de la fuerza aérea en una de las islas del archipiélago.

Mercenarios: una fuerza todavía útil

Pero los acontecimientos de las Seychelles ponen de manifiesto un aspecto aún más interesante de la actual realidad africana. Se trata de la persistente utilización de los mercenarios, todavía útiles en acciones puntuales donde los Gobiernos no quieren comprometerse a intervenir directamente. El mercado de mercenarios funciona, pues, de modo independiente, y a él pueden acudir quienes quieran patrocinar acciones violentas en Africa, continente bien conocido por los soldados de fortuna.La intentona de Seychelles, más que a los golpes de Comores, parece asemejarse más bien a la fracasada incursión en el aeropuerto de Cotonu, en la República de Benín, el 16 de enero de 1977, donde, según las averiguaciones de una comisión de encuesta de la ONU, un grupo de mercenarios dirigido por el francés Gilbert Bourgeaud (alias coronel Maurin), intentó llevar a cabo un golpe de Estado, y solo logró tomar el aeropuerto y tirotear algunos edificios públicos.

Mientras los mercenarios franceses y belgas habrían actuado en países que fueron colonias de sus países de origen, y en la actualidad se encontrarían en un momento de paro (Jean Schraame se hallaría en Bolivia asesorando al régimen militar sobre tácticas de contrainsurgencia). Ahora parece que el momento es más propicio para los mercenarios británicos, la mayoría de ellos antiguos miembros de los SAS (Special Air Services), organizados en 1942 por David Stirling, quien ahora dirige una sociedad especializada en asesoramiento en materias de seguridad y presunta autora de un intento de golpe contra Muamar Gadafi en 1970.

Suráfrica parece haberse convertido ahora en el centro mundial de mercenarios, y así Mike Hoare, el presunto autor del intento de Seychelles, trasladó recientemente allí su organización Los Gansos Salvajes. Según, la prestigiosa revista británica New African, mercenarios europeos con base en Suráfrica, participarían activamente en los actuales conflictos que enfrentan a UNITA con el Gobierno angolano, así como en acciones de sabotaje en Mozambique y Zimbabue.

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