El Ayuntamiento de Arganda comienza la demolición de una urbanización ilegal

El Ayuntamiento de Arganda del Rey, con la colaboración de fuerzas de la Guardia Civil y de medios técnicos de la Diputación Provincial, comenzó ayer por la mañana a demoler las veintisiete viviendas que habían sido construidas ilegalmente en la urbanización Valdecorzas. Aunque para el día de ayer había sido prevista la demolición de deiciseis de las viviendas ilegales, de hecho sólo se realizó la operación con tres de ellas, ya que los propietarios de las restantes se comprometieron a derruirlas por sus propios medios.

B.La ilegalidad de las viviendas ahora derruidas se basa, según inf...

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El Ayuntamiento de Arganda del Rey, con la colaboración de fuerzas de la Guardia Civil y de medios técnicos de la Diputación Provincial, comenzó ayer por la mañana a demoler las veintisiete viviendas que habían sido construidas ilegalmente en la urbanización Valdecorzas. Aunque para el día de ayer había sido prevista la demolición de deiciseis de las viviendas ilegales, de hecho sólo se realizó la operación con tres de ellas, ya que los propietarios de las restantes se comprometieron a derruirlas por sus propios medios.

B.La ilegalidad de las viviendas ahora derruidas se basa, según informó a EL PAIS el alcalde, Pedro Díez, en que se ha realizado una urbanización en suelo calificado como rústico y, considerado como de secano, en parcelas de una extensión inferior a la exigida en las normas urbanísticas del término municipal de Arganda: mientras que la superficie mínima por parcela es de 20.000 metros cuadrados, la parcelación realizada no superaba los 4.000.La operación derribo comenzó a las siete de la mañana. A esa hora, varios de los propietarios de las parcelas y de las viviendas -en su mayoría simples chabolas- quisieron evitar con su presencia la actuación de las máquinas. Uno de los propietarios recibió con dos tiros de escopeta a los encargados de la demolición. Inmediatamente, la Guardia Civil procedió a su detención. Fue el único incidente que se registró.

Tras varias horas de negociación, los propietarios de las parcelas se comprometieron a ser ellos mismos quienes derruyeran las viviendas existentes, para evitar los destrozos que pudieran ocasionar las máquinas.

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