Editorial:

El regreso de la patronal

LA PATRONAL volvió a sentarse ayer, con cierto aire de derrota, en la mesa encargada del seguimiento del Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE). Aparentemente, ni sindicatos ni Gobierno han hecho concesión alguna para que la CEOE asumiera de nuevo lo que libremente había firmado antes del verano.¿Para qué sirvió, entonces, el aparatoso desplante de Ferrer Salat y José María Cuevas? Sirvió, desde luego, para mantener en vilo durante un mes a los trabajadores y a todos los que sintieron el ANE como un razonable instrumento de esperanza para reconstruir la maltrecha economía española.

Según p...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

LA PATRONAL volvió a sentarse ayer, con cierto aire de derrota, en la mesa encargada del seguimiento del Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE). Aparentemente, ni sindicatos ni Gobierno han hecho concesión alguna para que la CEOE asumiera de nuevo lo que libremente había firmado antes del verano.¿Para qué sirvió, entonces, el aparatoso desplante de Ferrer Salat y José María Cuevas? Sirvió, desde luego, para mantener en vilo durante un mes a los trabajadores y a todos los que sintieron el ANE como un razonable instrumento de esperanza para reconstruir la maltrecha economía española.

Según parece desprenderse de todos los indicios, y netamente de este arbitrario final, lo que la CEOE ha pretendido en este tiempo no ha sido otra cosa que aprovecharse de la crónica debilidad de UCD para obtener beneficios adicionales mediante una presión de tercer grado, que fue calificada como "chantaje" tanto por Comisiones Obreras como por UGT. Y, de paso, quitar el protagonismo de la oposición en el ANE. Circunstancias que conjuntamente habrían de contribuir a dilatar el abismo entre socialistas y centristas, obligados a radicalizar sus posturas hacia a la izquierda y la derecha, respectivamente. Con ello, la CEOE perseguía, según sus cálculos, la consecución de un doble objetivo: promocionaba la operación centro-derecha de UCD y unía en una misma actitud programática a comunistas y socialistas, obligados a reunirse bajo el lema común de que "la representación sindical es una".

Pero la presión de la patronal se ha ido convirtiendo a lo largo de estas cuatro últimas semanas en un arma cada vez más nociva para sus propios intereses. La imagen pública de la cúpula patronal, comprometiendo con su intransigencia la esperanza sociolaboral que había creado el ANE, se ha ido dañando progresivamente. Incluso los grandes empresarios y banqueros, preocupados por los negativos efectos a largo plazo, llegaron a hablar entonces de "la soberbia de Ferrer", atribuyendo al presidente de la CEOE la responsabilidad exclusiva de aquel airado abandono del ANE.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La razón exhibida como desencadenante de la ruptura fue, como se recordará, la oposición al anticipo de ochocientos millones que el Gobierno concedía en los Presupuestos del Estado a los sindicatos, para actividades socioculturales, a cuenta de su patrimonio acumulado durante el franquismo. Pero la intransigencia a esta concesión ha sido tan desmesurada que ha puesto en peligro el Acuerdo Nacional sobre Empleo. La osadía e insensatez de la CEOE, incluso al margen de que tuvieran ó, no razón en la protesta, tuvo que ser, por tanto, posteriormente disimulada con un minucioso pliego de agravios presupuestarios, que justificaran tamaño desplante ante el Gobierno, los sindicatos y la sociedad española. Las quejas de la patronal, centradas en el excesivo gasto público y en el incremento de un punto en el impuesto de tráfico de empresas (ITE), son, sin embargo, paradójicas, y abren la oportunidad para reflexionar sobre el destino final de las transferencias, exenciones, bonificaciones, etcetera, que en buena parte les benefician. En efecto, una sustanciosa proporcion del Presupuesto del Estado, financiado por todos los españoles -la mayor recaudación proviene de las rentas del trabajo-, se dirige hacia las arcas de las empresas públicas y de las privadas.

La vuelta de la CEOE a la comisión de seguimiento del ANE, sin percibir por ello, aparentemente, prebenda alguna, puede hacer pensar que la patronal ha hecho examen de conciencia y acude con propósito de enmienda. Sin embargo, el tono tenso y provocador que -según los sindicalistas- mantuvo ayer el representante de la CEOE propicia ciertos recelos sobre cuál será su actitud y eventuales reacciones futuras.

Archivado En