Cartas al director

La izquierda, ante la LAU

El señor Peces-Barba, sin rebatir ninguna de las críticas que se le hicieron y emplazándonos para el futuro, continúa haciendo encaje de bolillos para que admitamos que "la LAU (ley de Autonomía Universitaria) es la mejor posible en estos momentos". A mi modo de ver, la cuestión que plantea el señor Peces-Barba con relación a la LAU (que podría hacerse extensiva a otras leyes) es crucial para la izquierda y para la clarificación de las diversas posturas y posiciones políticas ante los ciudadanos. Podría resumirse de la siguiente manera: ¿puede la izquierda dar sus votos de apoyo a una l...

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El señor Peces-Barba, sin rebatir ninguna de las críticas que se le hicieron y emplazándonos para el futuro, continúa haciendo encaje de bolillos para que admitamos que "la LAU (ley de Autonomía Universitaria) es la mejor posible en estos momentos". A mi modo de ver, la cuestión que plantea el señor Peces-Barba con relación a la LAU (que podría hacerse extensiva a otras leyes) es crucial para la izquierda y para la clarificación de las diversas posturas y posiciones políticas ante los ciudadanos. Podría resumirse de la siguiente manera: ¿puede la izquierda dar sus votos de apoyo a una ley presentada por la derecha que está eh, el poder?, ¿cuándo y en qué condiciones? En mi opinión, cuando el apoyo y las condiciones impliquen unos presupuestos y resultados que no pongan en cuestión ni entren ep contradicción con los principios y proyectos defendidos por la izquierda.¿Es éste el caso de la LAU? Resueltamente, no, ni por lo que se refiere a la democratización, autonomía, financiación, investigación, concepción de las carreras, de la pedagogía, de los servicios y del profesorado, la privatización... puede ser considerada como una ley de mínimos a la que la izquierda tenga que dar su apoyo. Esta LAU es peor que la de Seara, y mañana, si vuelve a toser otro Tejero, será más progresista que la de Alzaga, Fraga... y así sucesivamente. El criterio utilizado por el señor Peces-Barba es Sumamente peligroso, porque la derecha, hábilmente, podría jugar con el mismo- "Apóyame a mí porque si no será peor". Me temo que el señor Peces-Barba ha caído en dicha trampa. Cada vez le quedan al señor Peces-Barba menos argumentos en los que justificar sus posiciones: la universidad, definida como servicio público (sin especificar en qué condiciones y bajo qué supuestos), el año sabático, las tasas (que siguen aumentando) y el sorprendente de que la universidad interesa poco a los grupos parlamentarios... Señor Peces-Barba, el que algo interese y, sobre todo, de tanta trascendencia para la cultura, la investigación, la ciencia y el porvenir de un país, como es la universidad, depende en primerísimo lugar de la preocupación, actuación y movilización permanente de la izquierda dentro y fuera del Parlamento, dentro y fuera de la universidad./

Facultad de Económicas. Santiago de Compostela.

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