"Luz y refugio" para refugiados

La isla francesa de Yeu, situada en el océano Atlántico y separada sólo dieciséis kilómetros de la costa, se presentaba en los eslóganes publicitarios de 1976, como «luz y refugio, reposo y joya de la naturaleza». La isla, de cincuenta kilómetros cuadrados, ha sido elegida por el Gobierno francés como lugar habitual de confinamientos, desde el destierro del fallecido jefe del Estado francés mariscal Pétain, que permaneció recluido los seis últimos años de su vida, y donde fue enterrado, hasta los últimos confinamientos de refugiados vascos a lo largo de 1976 y principios de 1977.El primer prec...

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La isla francesa de Yeu, situada en el océano Atlántico y separada sólo dieciséis kilómetros de la costa, se presentaba en los eslóganes publicitarios de 1976, como «luz y refugio, reposo y joya de la naturaleza». La isla, de cincuenta kilómetros cuadrados, ha sido elegida por el Gobierno francés como lugar habitual de confinamientos, desde el destierro del fallecido jefe del Estado francés mariscal Pétain, que permaneció recluido los seis últimos años de su vida, y donde fue enterrado, hasta los últimos confinamientos de refugiados vascos a lo largo de 1976 y principios de 1977.El primer precedente de medidas de confinamiento en la isla de Yeu tuvo lugar en la primavera de 1976. El 9 de abril, nueve vascos eran trasladados a la isla por vez primera. Casi un mes después se les sumaron cuatro presos fugados de la cárcel de Segovia, que habían conseguido alcanzar el vecino país. Finalmente, el 11 de julio todos ellos consiÍuieron fugarse de Yeu.

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Cuando el entonces ministro francés del Interior, Poniatowski, eligió nuevamente la isla, en octubre de 1976, en vísperas de la visita de los Reyes de España a París, para alejar de la frontera española a los vascos que consideraba molestos, decidió imponerles una vigilancia especial que anulase cualquier tentación de fuga. Los doce refugiados vascos confinados permanecieron bajo la custodia de 150 miembros de las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS). Desde entonces y hasta el término de los confinamientos, la isla de Yeu vivió en un permanente clima de tensión y fue escenario de diversos enfrentamientos.

A los confinados les fue aplicada una ley de 1957, promulgada con motivo de la guerra de Argelia con carácter excepcional y basada en la defensa de la seguridad del Estado. Entre los vascos allí recluidos se encontraban miembros destacados de la organización ETA, como José Miguel Beñarán, Javier Aya Zulaica y Tomás Pérez Revilla, y durante su estancia en la isla se alojaron en el hotel Des Voyageurs, pequeña residencia de clásico estilo francés, donde comían y dormían por unos noventa francos, que corrían a cargo del presupuesto francés.

El 18 de febrero de 1977, los doce refugiados vascos abandonaban el confinamiento en la isla de Yeu, a bordo del pequeño transbordador La Vendé, después de firmar un documento impuesto por la policía francesa, en el que se comprometían a no alterar el orden, a no cruzar la frontera con España irregularmente y a cumplir la legislación francesa, además de fijar su residencia en núcleos urbanos alejados de los departamentos franceses del sur. Esto se produjo dos días después de que el entonces vicepresidente para Asuntos de la Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado, se entrevistase con Poniatowski y en vísperas de las primeras elecciones democráticas en España. En medios políticos se especuló con la idea de que la decisión había estado motivada, fundamentalmente, por la próxima extensión de la amnistía, decisión que se confirmó un mes más tarde con la promulgación de nuevas medidas de gracia.

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