Cartas al director

Los cristianos y las ciencias

Ciertamente es importante el tema de la relación entre las ciencias y la religión. Estoy de acuerdo con lo que dice Manuel Vivas en ese periódico el 9 de mayo, cuando señala la incoherencia de la Iglesia al solicitar solamente la colaboración de aquellas ramas de la ciencia (ar-Pasa a página 10 Viene de página 9

queólogos, filólogos, historiadores) que no le plantean, en general, problemas candentes y estar cerrada, en cambio a las aportaciones de los sociólogos, psicólogos, sexólogos, antropólogos, etcétera.

Esto está muy bien desde un punto de vista institucional...

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Ciertamente es importante el tema de la relación entre las ciencias y la religión. Estoy de acuerdo con lo que dice Manuel Vivas en ese periódico el 9 de mayo, cuando señala la incoherencia de la Iglesia al solicitar solamente la colaboración de aquellas ramas de la ciencia (ar-Pasa a página 10 Viene de página 9

queólogos, filólogos, historiadores) que no le plantean, en general, problemas candentes y estar cerrada, en cambio a las aportaciones de los sociólogos, psicólogos, sexólogos, antropólogos, etcétera.

Esto está muy bien desde un punto de vista institucional y oficial. Pero el señor Vivas no lo aplica al cristiano medio, que somos mayoría. Y creo que debe hacerse.

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La Iglesia tiene su propia ciencia, la teología, que, como todas las ciencias hoy día, se necesita ser especialista para poder usar medianamente de ella, y más aún por tratar temas tan antiguos. ¿Necesita el cristiano-mayoría conocer toda! esa ciencia- bíblica y teológica para vivir su fe y obrar en consecuencia?

Pienso que no. Si cernimos la Biblia como en un cedazo, nos quedan la gran pepita de oro del mandato de amarnos y de ser unos como Jesús y el Padre. Con esto sobra y basta para vivir la fe y obrar en caridad.

Desde esta base iluminante del nuevo mandato, los cristianos debemos dialogar -con respeto- con todas las ciencias humanas, que éstas sí que son actuales, más asequibles y más inmediatamente aplicables. Cuando los biblistas vayan divulgando sus investigaciones, los cristianos nos iremos enterando con curiosidad y las incorporaremos a nuestra vida con alegría. Pero nuestro diálogo es con todas las ciencias; la fe y las obras de amor ayudarán a precaver o a detectar los posibles errores de éstas, acaptar y admitir con más luz y premura los descubrimientos positivos y a usar sus resultados para el bien de todos. Bastará para ello con aquella pepita de oro vivida. .

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