Calvo Sotelo considera compatible el atlantismo y las relaciones privilegiadas con Latinoamérica

El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, afirmó ayer en México que la política atlantista de su Gabinete es compatible con la tradicional dimensión latinoamericana de la diplomacia española. Calvo Sotelo hizo esta afirmación en el curso de la conferencia de Prensa con la que cerró su visita oficial a este país.

En el diálogo con los informadores, el jefe del Gobierno español anunció que España y México firmarán en el curso de los próximos seis meses un «acuerdo global de cooperación » y se declaró satisfecho por el nivel actual de la colaboración hispano-mexicana en la lucha c...

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El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, afirmó ayer en México que la política atlantista de su Gabinete es compatible con la tradicional dimensión latinoamericana de la diplomacia española. Calvo Sotelo hizo esta afirmación en el curso de la conferencia de Prensa con la que cerró su visita oficial a este país.

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En el diálogo con los informadores, el jefe del Gobierno español anunció que España y México firmarán en el curso de los próximos seis meses un «acuerdo global de cooperación » y se declaró satisfecho por el nivel actual de la colaboración hispano-mexicana en la lucha contra el terrorismo, sin querer anunciar públicamente que España pidió a las autoridades mexicanas que se controlen y supriman todas las posibilidades de financiación que ETA tiene en ciertos medios políticos y económicos de este país.La presencia exterior de España en Latinoamérica, la cooperación económica y la lucha contra el terrorismo vasco han sido los tres temas centrales de la visita oficial del presidente del Gobierno español a México. Una visita que continuará hasta el sábado con carácter privado, con desplazamientos de Calvo Sotelo y de su séquito a la provincia de Yucatán y al puerto de Veracruz. Calvo Sorelo ha hecho en México la presentación política y diplomática de su Gobierno en Latinoamérica. Ha escogido, para ello, la capital azteca intencionadamente, por el buen momento que atraviesan las relaciones de ambos países y por el tiempo de tensión que marca las relaciones económicas hispano-venezolanas, país este último que compite en México en el liderazgo político de las naciones democráticas latinoamericanas.

Ya antes de pisar tierra mexicana, Calvo Sotelo indicó que la diplomacia hispana en estas latitudes estaría por encima de la ideología y anunció una posible visita oficial a Argentina, aunque ayer en la conferencia de Prensa recogió velas en torno a este viaje, diciendo que no había nada oficial previsto. También en el diálogo con los informadores Calvo Sotelo rectificó sensiblemente el contenido del discurso que pronunció en la noche del miércoles frente al presidente López Portillo. Un discurso éste con continuas alusiones a Europa y Latinoámérica, al diálogo Norte-Sur, a los problemas de los países pobres y en vías de desarrollo y a la Conferencia Norte-Sur de Cancún, de la que España quedará irremediablemente fuera, ante la tardía iniciativa de nuestra diplomacia. El discurso del presidente (con muchas citas literarias y permanentes elogios a la dimensión universal de López Portillo) recordaba, en cierta manera, a otras intervenciones de su predecesor, el ex presidente Suárez, que en ocasiones anteriores fueron calificadas de tercermundistas incluso por el ala conservadora de UCD.

Este discurso, que gustó, indudablemente, al presidente López Portillo y a los miembros del Gobierno mexicano, tuvo una inmediata corrección del presidente Calvo Sotelo en su conferencia de Prensa, como ya nos lo advirtió algún colaborador de Calvo Sotelo antes de que se iniciara la rueda informativa: «Calvo Sotelo hablará inmediatamente de la dimensión atlántica». En efecto, así ocurrió. El presidente empezó hablando de la dimensión atlántica, europea, occidental y latinoamericana de la política exterior hispana, y señaló que no había contradicciones entre estos cuatro puntos. Añadió que la entrada en la OTAN no debla entorpecer las relaciones de privilegio con los países latinoamericanos, y puso de ejemplo el hecho de que otros países aliados mantienen buenos contactos con América Latina.

De todas maneras, la alusión a Argentina, la homologación ideológica y el comentario sobre la situación interna de El Salvador, sobre la que dijo «estamos por la reforma y no por las rupturas», son indicios suficientes de que algo ha cambiado ya en las relaciones latinoamericanas.

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ETA y presencia española

El segundo tema político del viaje de Calvo Sotelo a México ha sido la búsqueda de una más estrecha cooperación entre los dos países para luchar contra el terrorismo de ETA. Calvo Sotelo no ha querido desvelar en sus declaraciones el contenido de este diálogo, que calificó de reservado tanto por su parte como por parte de la propia oposición española. «El PSOE también conoce el tema y guardó discreción», dijo el presidente, quien sólo puntualizó el hecho de que no se ha modificado el actual tratado de extradición hispano-mexicano.De todas maneras, en fuentes bien informadas se asegura que Calvo Sotelo pidió a López Portillo un control estricto de los etarras que residen en este país, así como el recorte de las fuentes de financiación de los terroristas. Al parecer, López Portillo le prometió esta colaboración en la lucha contra lo que el presidente calificó como el cuarto problema de la democracia española. Una primera prueba de esta voluntad de cooperación en la lucha contra ETA quizá lo sea el hecho de que, ante la llegada de Calvo Sotelo, bien por motivos de seguridad del presidente español o como gesto o concesión de las autoridades de México hacia las españolas, la policía mexicana interrogó, registró y convocó a exiliados españoles y personas próximas a los activistas vascos. Muchas casas fueron registradas, e incluso a algunos de estos activistas no se le ha renovado el permiso de residencia.

El primero dijo que era mantener el régimen de libertades, el segundo la consttucción de un Estado de las autonomías y no «las autonomías del Estado», como en su opinión hizo el Gobierno anterior. El tercero fue el de la crisis económica y social. El presidente no citó el riesgo del golpe de Estado. A este respecto se limitó a señalar que la imagen periodística de un teniente coronel de la Guardia Civil secuestrando el Congreso de los Diputados «no corresponde a la realidad interna española».

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