100.000 manifestantes pacifistas en Hamburgo

Más de 100.000 personas se manifestaron ayer en la ciudad alemana de Hamburgo contra el estacionamiento de cohetes nucleares en Alemania Occidental (RFA) y contra el doble acuerdo de la OTAN. La marcha, una de las mayores demostraciones pacifistas que haya conocido la RFA, transcurrió sin incidentes.

Los manifestantes, llegados de todas las regiones, marcharon durante cerca de tres horas sobre un circuito urbano de cinco kilómetros para exigir «Nunca más la guerra» y «No a las armas atómicas y a las centrales nucleares en la RFA».

La mayoría de los manifestantes habían...

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Más de 100.000 personas se manifestaron ayer en la ciudad alemana de Hamburgo contra el estacionamiento de cohetes nucleares en Alemania Occidental (RFA) y contra el doble acuerdo de la OTAN. La marcha, una de las mayores demostraciones pacifistas que haya conocido la RFA, transcurrió sin incidentes.

Los manifestantes, llegados de todas las regiones, marcharon durante cerca de tres horas sobre un circuito urbano de cinco kilómetros para exigir «Nunca más la guerra» y «No a las armas atómicas y a las centrales nucleares en la RFA».

La mayoría de los manifestantes habían llegado a Hamburgo con motivo del decimonoveno congreso de la Iglesia Evangélica de la RFA, que había congregado en Hamburgo, desde el miércoles, a 120.000 participantes.

El tema del congreso, No temas, fue sustituido por los organizadores de la manifestación por el de Temed, la muerte atómica nos amenaza a todos.

La salida de la manifestación fue dada en las inmediaciones de un monumento a los caídos, en el que se puede leer: «Alemania debe vivir, aunque nosotros tengamos que morir».

«No permaneceremos inactivos», dijeron los organizadores, «hasta que la última piedra de este monumento, símbolo del nazismo, haya sido levantada». Momentos antes, unos desconocidos habían lanzado sacos de pintura contra el monumento. Pero la atmósfera permaneció distendida a lo largo de todo el recorrido. En primera línea de la manifestación una gran pancarta roja llevaba la leyenda «Contra la muerte atómica, luchad por la paz»

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Los manifestantes atacaron al canciller Helmut Schmidt y a su ministro de Defensa, Hans Apel, gritando: «Si queremos vivir en paz, los misiles deben desaparecer para siempre». Schmidt y Apel fueron la diana de las críticas de los manifestantes que, por el contrario, no hicieron ninguna referencia a Estados Unidos.

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