La provincia bella

Quebec, con un 80% de población francófona entre sus seis millones de habitantes, constituye una verdadera entidad cultural y étnica en el seno de las diez provincias que integran la federación canadiense.Tras acceder a la independencia en 1931, Canadá siempre ha tenido ante sí el problema de «la provincia bella», que reclama un máximo de autonomía en razón de su particularismo y que se encuentra en lucha casi permanente con el poder federal. Este antagonismo se vio acrecentado tras la llegada al poder, el 15 de noviembre de 1976, del Gobierno independentista de René Levesque, jefe del Partido...

Quebec, con un 80% de población francófona entre sus seis millones de habitantes, constituye una verdadera entidad cultural y étnica en el seno de las diez provincias que integran la federación canadiense.Tras acceder a la independencia en 1931, Canadá siempre ha tenido ante sí el problema de «la provincia bella», que reclama un máximo de autonomía en razón de su particularismo y que se encuentra en lucha casi permanente con el poder federal. Este antagonismo se vio acrecentado tras la llegada al poder, el 15 de noviembre de 1976, del Gobierno independentista de René Levesque, jefe del Partido Quebecois (PQ).

En agosto de 1977, la Asamblea Nacional adoptó la denominada Carta del Francés (ley 101), por la que este idioma se convertía en el oficial en Quebec. En febrero de 1980, Pierre Trudeau, jefe del Partido Liberal de Canadá, fue elegido -con el apoyo de Quebec- primer ministro federal. Tres meses más tarde, en mayo, Levesque somete a referéndum, y es rechazada, la soberanía-asociación (soberanía política acompañada de asociación económica con el resto de Canadá).

Con una superficie de 1,5 millones de kilómetros cuadrados (tres veces la de Francia), Quebec posee importantes recursos naturales (hierro, zinc, cobre, oro, plomo, amianto) y un enorme potencial energético de tipo hidroeléctrico.