No es previsible una acción concertada para frenar los tipos de interés

Pese a la nueva escalada en los tipos de interés en Estados Unidos, los Gobiernos de los principales países industrializados parecen haber abandonado cualquier tipo de intento para patrocinar una acción conjunta que detenga la tendencia al alza, a nivel mundial, del coste del dinero, según informan fuentes solventes cercanas a los gobernadores de los bancos centrales, que se reunieron, el lunes pasado, en Basilea.

La razón principal de esta decisión de no actuar es la actitud del gobernador central del Bundesbank, que, incluso en contraposición de las tesis del canciller Schmidt, está d...

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Pese a la nueva escalada en los tipos de interés en Estados Unidos, los Gobiernos de los principales países industrializados parecen haber abandonado cualquier tipo de intento para patrocinar una acción conjunta que detenga la tendencia al alza, a nivel mundial, del coste del dinero, según informan fuentes solventes cercanas a los gobernadores de los bancos centrales, que se reunieron, el lunes pasado, en Basilea.

La razón principal de esta decisión de no actuar es la actitud del gobernador central del Bundesbank, que, incluso en contraposición de las tesis del canciller Schmidt, está decidido a mantener una política férrea antiinflacionista por la vía monetaria.En esta actitud de perseverar en la política antiinflacionista también coincide el secretario del Tesoro norteamericano, Donald Regan, quien, en la reunión del pasado domingo en Londres de los ministros de Finanzas de los «cinco grandes» (EE UU, Gran Bretaña, Francia, RFA y Japón), resistió las presiones europeas, principalmente francesas, para que se suavizaran los tipos de interés en Estados Unidos.

El prime rate norteamericano, que refleja el coste del dinero en Estados Unidos, se encuentra desde la semana pasada en torno al 17,5%. Varios bancos, siguiendo la tónica del Chase Manhattan Bank, decidieron elevar medio punto su tipo de interés, hasta el 17,5%, interrumpiendo una tendencia a la baja en el primer rate, iniciada con la llegada a la Casa Blanca de Ronald Reagan.

En este sentido, la subida de la marea, como llaman algunos analistas financieros a los últimos incrementos en el prime rate americano, está dejándose sentir claramente en otras aguas, como son las cotizaciones del dólar y los niveles del mercado interbancario londinense, en opinión de los comentaristas especializados.

Y, en sentido contrario, está afectando también a los precios de los metales preciosos, e incluso a los metales básicos, donde, ante la atonía de la demanda, se producen asimismo bajas en los precios, como ayer ocurrió con Asarco, que redujo el precio para los cátodos de cobre electrolítico en el mercado interior en tres centavos por libra, dejándolo en 85 centavos.

Por lo demás, ya ha habido otros bancos -por ejemplo, el First National, de Chicago, y el Harris Trust- que han seguido la trayectoria marcada, el viernes, por el Chase Manhattan y el Manufacturers Hanover, con lo que se va generalizando el nivel del 17,5%.

Con esto, el popularmente conocido Libor está ahora por el tramo final de los dieciséis puntos (16-11/16, o bien 16-5/8) y rondando los diecisiete, lo que, como puede advertirse, supone un notable punto de aproximación.

Lo que pueda ocurrir ahora no resulta muy fácil de prever, ya que, en gran medida, todo depende del grado de aceptación de la política Reagan en su propio país, según afirman algunos observadores de la política económica americana.

Con todo, anoche se apreciaba una reacción moderada en los precios del oro, que en Nueva York cerraba a 478,75, después de haber caído a 473 durante la mañana, con pérdida de veinte dólares respecto al viernes.

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