Cartas al director

No se hacen apuestas

En EL PAÍS del 3 de abril se incluye en la sección «Cartas al director» una del abogado Miguel Castells rebatiendo un artículo mío aparecido en Sábado Gráfico la pasada semana, donde aludo al comportamiento de dirigentes de Herri Batasuna el 23 de febrero y donde comento que buena parte de ellos se pusieron a salvo de las inevitables represalias que hubieran caído sobre los independentistas, metódicamente violentos, vascos de haber triunfado el golpe. Mi tesis era que, tras haber incurrido en gravísimas responsabilidades en la crispación del país y en la conducción de una parte del pueb...

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En EL PAÍS del 3 de abril se incluye en la sección «Cartas al director» una del abogado Miguel Castells rebatiendo un artículo mío aparecido en Sábado Gráfico la pasada semana, donde aludo al comportamiento de dirigentes de Herri Batasuna el 23 de febrero y donde comento que buena parte de ellos se pusieron a salvo de las inevitables represalias que hubieran caído sobre los independentistas, metódicamente violentos, vascos de haber triunfado el golpe. Mi tesis era que, tras haber incurrido en gravísimas responsabilidades en la crispación del país y en la conducción de una parte del pueblo vasco al gusto por la violencia, los dirigentes de HB dejaban colgadas a sus bases ante el peligro. Por las informaciones de que dispongo, sigo creyendo que esa tesis es válida.Otra cosa es que haya cometido un error -que me transmitieron las fuentes oficiales que consulté- sobre el punto geográfico de refugio de algunos de los aludidos (medios policiales me aseguran que muchos dirigentes de HB no llegaron a huir, sino que embarcaron en pesqueros en el puerto de Pasajes, prestos a partir en cuanto se confirmara el éxito golpista) y sobre si hubo o no excepciones. Al parecer, en el caso del señor Castells sí incurrí en un error, y desde esa misma tribuna que él eligió para replicarme expreso por ello mis excusas. A él y a los lectores.

En cuanto a la apuesta que ofrece (cedernos dos pisos de su propiedad si podemos demostrar su huida, debiendo nosotros abonar su valor en metálico a algún «menor de edad necesitado, cuyos padres o cualquiera de ellos estén exiliados o en prisión o hayan muerto como consecuencia de lo que algunos medios de Madrid llaman la guerra del Norte»), tendré que hacer dos puntualizaciones.

1. Sábado Gráfico no se dedica al tráfico de valores inmobiliarios ni a las apuestas.

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2. Con la democracia no existen, en mi criterio, exiliados ni perseguidos políticos, sino automarginados que no parecen pensar mucho en sus familias a la hora de elegir el camino de la violencia.

Por supuesto, si algún día tenemos la oportunidad de dar un donativo de la cuantía económica que pueden significar los dos pisos del señor Castells, irá destinado a los huérfanos de esas casi trescientas víctimas con que el terrorismo etarra ha celebrado el proceso demo-

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cratizador de nuestra patria. / Director de Sábado Gráfico.

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