El presunto atracador del Banco de Valencia, conocido corredor de motociclismo
Fernando González de Nicolás alias el Rana, el Balleta o Nani en el mundo del deporte motociclista, está presuntamente implicado en un atraco a una sucursal del Banco de Valencia de la calle de Castelló cometido poco después de las dos de la tarde del pasado lunes (véase EL PAÍS de ayer). Uno de los atracadores pudo escaparse con el botín, más de tres millones de pesetas, mientras el otro, al parecer, Fernando González de Nicolás, fue detenido cuando intentó buscar refugio en uno de los edificios cercanos. González de Nicolás es un piloto conocidísimo en el motociclismo y admirad...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Fernando González de Nicolás alias el Rana, el Balleta o Nani en el mundo del deporte motociclista, está presuntamente implicado en un atraco a una sucursal del Banco de Valencia de la calle de Castelló cometido poco después de las dos de la tarde del pasado lunes (véase EL PAÍS de ayer). Uno de los atracadores pudo escaparse con el botín, más de tres millones de pesetas, mientras el otro, al parecer, Fernando González de Nicolás, fue detenido cuando intentó buscar refugio en uno de los edificios cercanos. González de Nicolás es un piloto conocidísimo en el motociclismo y admirado por sus cualidades técnicas y humanas, aunque no es la primera vez que tiene problemas con la justicia.A sus 32 años de edad, el vallecano, actual subcampeón de España y octavo en la primera carrera del mundial de este año, es un perfecto exponente de ese submundo que forma parte del motociclismo, junto a las grandes figuras internacionales como Kenny Roberts, Barry Sheene o Angel Nieto, pero muy lejos de ellos.
Mientras para aquéllos el éxito, el dinero, la popularidad y un largo etcétera son constantes en su vida, para hombres como el Rana sólo quedan la miseria, las dificultades, las horas de trabajo robadas al sueño para poder preparar la máquina y los gravísimos accidentes, que casi siempre son consecuencia de una desmedida ilusión, pero a lomos de una montura sin la mínima preparación.