En España hay un adicto a drogas ilegales por cada 20 adictos a drogas legales

En cifras absolutas, los drogadictos españoles son esencialmente adultos, ya que quince millones de personas tienen dependencia del alcohol y el tabaco, y sólo 720.000 jóvenes son adictos a las drogas ilegales. Esto debe llevar a la sociedad a una desdramatización de la adiccióna las drogas ilegales o, si no, a una (dramatización de su postura ante las drogas legales, según se afirmó en la presentación del estudio La población española ante las drogas, encargado por el programa Marginación, dependiente de Cáritas Española.

Rafael Canales y José Navarro, del equipo de investigación socio...

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En cifras absolutas, los drogadictos españoles son esencialmente adultos, ya que quince millones de personas tienen dependencia del alcohol y el tabaco, y sólo 720.000 jóvenes son adictos a las drogas ilegales. Esto debe llevar a la sociedad a una desdramatización de la adiccióna las drogas ilegales o, si no, a una (dramatización de su postura ante las drogas legales, según se afirmó en la presentación del estudio La población española ante las drogas, encargado por el programa Marginación, dependiente de Cáritas Española.

Rafael Canales y José Navarro, del equipo de investigación sociológica que ha elaborado el estudio, afirmaron que «no está claro, a la luz de éste y otros trabajos, que el efecto psicológico que produce la clandestinidad no favorezca el consumo».Según los datos del estudio, trece millones de personas (48,9%) tienen dependencia del tabaco y dos millones más (7%) la tienen del alcohol. Estas dos drogas son fundamentalmente de adultos, y su consumo no sólo es legal, sino que está fomentado por la publicidad, que, según datos estimativos, alcanza los 25.000 millones de pesetas anuales. Por lo que respecta a las drogas ilegales, su consumo afecta mayoritariamente a los jóvenes . La adicción al hachís alcanza a 500.000 personas (1,8%), el LSD es consumido por 80.000 personas (0,3%) y las drogas más duras, heroína y cocaína, por 80.000 y 60.000 personas, respectivamente (0,3% y 0,2%).

La heroína, también llamada caballo, es la más mortífera, la que mayor dependencia crea y también la más cara. Su mayor consumo se da en personas entre dieciocho y 34 años, pertenecientes a estratos sociales opuestos: clase baja y clase alta. En este último caso, la drogadicción a la heroína está enmascarada, ya que se dispone de medios económicos para adquirirla, y, en su caso, desintoxicarse en hospitales adecuados de Suiza u otros países.

Según Francisco Salinas, director del programa Marginación, de Cáritas, la heroína se vende actualmente en Madrid a un precio que oscila alrededor de las 20.000 a 30.000 pesetas el gramo.

Por lo que respecta al hachís, se trata de un alucinógeno de escasa capacidad destructora, y sus principales consumidores son jóvenes entre quince y veinticuatro años, de educación media y superior. Según este estudio, existe una clara relación entre la ociosidad y esta droga, lo cual es revelador si se tiene en cuenta que del millón y medio de parados españoles más de la mitad son jóvenes.

El estudio analiza también las drogas médicas; así, 100.000 personas tienen, dependencia de las anfetaminas; 160.000, de los barbitúricos; 600.000, de los tranquilizantes, y 1,2 millones, de los analgésicos. Los tranquilizantes son utilizados más por las mujeres, sobre todo amas de casa, que por los hombres.

En cuanto a la causa última y profunda del consumo de drogas Francisco Salinas señaló la frustración que provoca el actual sistema de vida, que ahoga la creatividad e impide la satisfacción humana. De los datos del estudio se desprenden diversas medidas preventivas de carácter sanitario, legislativo y social: creación de centros de asistencia terapéutica especializados, control estricto de la publicidad directa, y sobre todo indirecta, del alcohol y del tabaco, cumplimiento del Convenio de Viena de 1971 sobre psicotropos, promoción recreativa y cultural de la juventud, programas de orientación y asistencia familiar y potenciación de las asociaciones de ex drogadictos y ex alcohólicos.

De todas formas, estas medidas pueden perder mucha de su eficacia si el propio Estado no las apoya decididamente. Baste señalar a este respecto que la hacienda pública recaudó el pasado año 12.000 millones de pesetas en concepto de impuestos por consumo de bebidas alcohólicas, ingreso que se reduciría si la adicción al alcohol tendiese a disminuir.

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