En libertad 80 de los guardia civiles que asaltaron el Congreso
Alrededor de ochenta de los 150 números de la Guardia Civil que participaron en el asalto al palacio del Congreso de los Diputados, a las órdenes del teniente coronel Tejero, abandonaron el viernes pasado las dependencias del colegio de guardias jóvenes de Valdemoro, en que se encontraban retenidos, según se supo anoche. Los citados guardias civiles habían sido conducidos a Valdemoro el pasado día 24, tras su salida del Congreso.
Según informa Europa Press, los números liberados se trasladaron a sus respectivos domicilios, y algunos de ellos estuvieron trabajando en la mañana de ayer en...
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Alrededor de ochenta de los 150 números de la Guardia Civil que participaron en el asalto al palacio del Congreso de los Diputados, a las órdenes del teniente coronel Tejero, abandonaron el viernes pasado las dependencias del colegio de guardias jóvenes de Valdemoro, en que se encontraban retenidos, según se supo anoche. Los citados guardias civiles habían sido conducidos a Valdemoro el pasado día 24, tras su salida del Congreso.
Según informa Europa Press, los números liberados se trasladaron a sus respectivos domicilios, y algunos de ellos estuvieron trabajando en la mañana de ayer en el parque de automovilismo de la Guardia Civil de Madrid, al que pertenecen. El resto de los números que participaron en el asalto continuaban anoche en el colegio de guardias jóvenes de Valdemoro.Cabe recordar que una de las condiciones puestas por el teniente coronel Tejero en el momento de su rendición fue que quedaran eximidos de responsabilidad los números y suboficiales que habían tomado parte en la acción.
A raíz de que el intento del golpe de Estado quedara definitivamente abortado el pasado día 24 de febrero, numerosos testimonios trataron de difundir la hipótesis de que gran parte de los números de la Guardia Civil que participaron en la intentona, a las órdenes del teniente coronel Tejero, lo hicieron desconociendo los verdaderos móviles de la acción y en la creencia de que se trataba de abortar una acción terrorista.
La Dirección General de la Guardia Civil hizo pública una nota el pasado día 26 en la que se especificaba que los participantes en la ocupación del Congreso «eran fracciones de sólo tres unidades y ninguna unidad orgánica al completo participó en los hechos». La mayoría de los asaltantes pertenecían a la unidad de Tráfico de Madrid, cuyo jefe, el coronel Manchado, se encuentra arrestado. Esta compañía fue citada, para pasar revista de armas en el Parque Móvil de la calle del Príncipe de Vergara, y allí fueron requeridos, al parecer, «para salvar a España».
El general Prieto, que participó en las negociaciones con el teniente coronel Tejero, afirmó al día siguiente de los hechos que, en su opinión, el 90% de los guardias desconocía los verdaderos móviles de la acción. Esta impresión fue corroborada por el hecho de que cuando el director de la Guardia Civil, general Aramburu Topete, llegó a las puertas del Congreso, pocas horas después de la ocupación, todavía algunos de los números integrantes de las fuerzas de Tejero no habían abandonado los autobuses, y sólo la intervención de un oficial, pistola en mano, resolvió sus dudas.
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No hay oficiales entre los guardias liberados
Viene de primera página
La supuesta falta de identidad con los fines golpistas de una parte de los números que participaron en el asalto fue uno de los elementos que se barajaron por parte del Gobierno de subsecretarios y secretarios de Estado a lo largo de la madrugada del día 24, como factores que decidirían el definitivo fracaso de la intentona. El paso. de las horas haría surgir los actos de indisciplina y, por fin, las deserciones. Horas antes de la rendición de los golpistas, 31 guardias civiles abandonaron al teniente coronel Tejero, saltando por las ventanas del palacio del Congreso.
Por otra parte, numerosos testimonios señalan que, en días pasados, algunos de los guardias civiles retenidos en el colegio de guardias jóvenes Duque de Ahumada, de Valdemoro, fueron vistos en bares de las cercanías jactándose de los hechos y ofreciendo versiones optimistas sobre las consecuencias de los mismos.