No es un asesinato más

El asesinato del comisario de policía y licenciado en Derecho José Luis Raimundo Noya, no es, en modo alguno, un crimen más. Los acontecimientos del pasado día 23 de febrero en el palacio del Congreso de Madrid son lo suficientemente importantes como para que las organizaciones democráticas se hayan tomado un mínimo de tiempo para la reflexión y el análisis. Un compás de espera parecía inevitable, incluso para las mentes más dogmáticas. Nos consta que este cúmulo de preocupaciones ha alcanzado a los que tan irreflexiblemente afirmaban que un golpe militar resultaba poco menos que imposible. La...

El asesinato del comisario de policía y licenciado en Derecho José Luis Raimundo Noya, no es, en modo alguno, un crimen más. Los acontecimientos del pasado día 23 de febrero en el palacio del Congreso de Madrid son lo suficientemente importantes como para que las organizaciones democráticas se hayan tomado un mínimo de tiempo para la reflexión y el análisis. Un compás de espera parecía inevitable, incluso para las mentes más dogmáticas. Nos consta que este cúmulo de preocupaciones ha alcanzado a los que tan irreflexiblemente afirmaban que un golpe militar resultaba poco menos que imposible. Las respuestas dadas por parte de ciertas organizaciones a crímenes de la extrema derecha como en el caso de Andoain, y que distan sustancialmente de las ofrecidas con anterioridad al golpe; la tregua de ETA Político- militar, y la escasez -cuando no la falta- de declaraciones de algunos dirigentes, son otros tantos argumentos que nos hacen suponer que la crisis ha llegado hasta cimas insospechadas. El reciente comunicado de ETA Militar y la muerte violenta del comisario de Policía de Bilbao podrían ser la confirmación de que algunos sectores no están dispuestos a acceder al inevitable debate y que, ante la evidente crisis, han optado por la ya vieja salida de la huida hacia adelante que supone el activismo armado. ( ... )

6 de marzo