Cartas al director

La explotación del niño

Llevo observando desde hace algún tiempo en el entorno donde me muevo (glorieta de Quevedo) un fenómeno que me llena de indignación y vergüenza al mismo tiempo: grupos de niños de corta edad (a veces, cortísima) practicando la mendicidad con un cartel desgarrador al lado y tendidos en el suelo en plena actuación dramática. No sé si corresponde esto a una cadena organizada o no (más bien creo que sí); lo que es cierto. sin duda, es la explotación a la que estas criaturas están sometidas por parte de quienes ni siquiera deben ser sus padres, habida cuenta los malos tratos que personalmente he po...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Llevo observando desde hace algún tiempo en el entorno donde me muevo (glorieta de Quevedo) un fenómeno que me llena de indignación y vergüenza al mismo tiempo: grupos de niños de corta edad (a veces, cortísima) practicando la mendicidad con un cartel desgarrador al lado y tendidos en el suelo en plena actuación dramática. No sé si corresponde esto a una cadena organizada o no (más bien creo que sí); lo que es cierto. sin duda, es la explotación a la que estas criaturas están sometidas por parte de quienes ni siquiera deben ser sus padres, habida cuenta los malos tratos que personalmente he podido constatar les infieren. ¿Hasta cuándo nuestras autoridades van a permanecer impasibles ante estos hechos? ¿Es que es más importante poner en marcha la Operación de Regulación de Aparcamiento (ORA), con el despliegue masivo de vigilantes, que dedicar agentes para impedir la vil explotación de estos niños?Dentro de diez años, o quizá menos, a estos mismos niños les exigiremos responsabilidades de conducta y sentido ético de la sociedad.

A propósito del Día de la Infancia, no puedo por menos que volver a sentir vergüenza y pedir perdón por pertenecer a una sociedad cada vez más insensible y que con la mayor de las hipocresías acallará la conciencia depositando la correspondiente limosna o el «durito» de turno a que estamos acostumbrados./

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En