Sin cambios a corto y medio plazo

El potente centro de altas presiones (1.036 milibares) continúa negándose a abandonar las cercanías de la Península Ibérica, por lo que, a corto y medio plazo, existen pocas esperanzas de cambios en lo referente a la contaminación atmosférica que sufre Madrid-capital. Concretamente ayer por la mañana, y según los datos suministrados por los sondeos efectuados en el observatorio meteorológico de Barajas, una fuerte inversión se cernía sobre la ciudad a una altura de tan sólo noventa metros y con una diferencia de temperaturas entre el suelo y la base de la inversión de unos seis grados centígra...

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El potente centro de altas presiones (1.036 milibares) continúa negándose a abandonar las cercanías de la Península Ibérica, por lo que, a corto y medio plazo, existen pocas esperanzas de cambios en lo referente a la contaminación atmosférica que sufre Madrid-capital. Concretamente ayer por la mañana, y según los datos suministrados por los sondeos efectuados en el observatorio meteorológico de Barajas, una fuerte inversión se cernía sobre la ciudad a una altura de tan sólo noventa metros y con una diferencia de temperaturas entre el suelo y la base de la inversión de unos seis grados centígrados, haciendo prácticamente imposible la dispersión de los contaminantes atmosféricos. La inversión comenzó a romperse hacia las dos de la tarde, a causa del calentamiento por el Sol de las capas de aire a nivel del suelo, lo que, unido a la aparición de vientos moderados, alivió la situación. Sin embargo, y como decíamos ayer, la previsión continúa siendo pesimista. Según el pronóstico del Instituto Nacional de Meteorología, las altas presiones seguirán actuando sobre la Península al menos durante todo lo que queda de semana; consecuentemente, las condiciones seguirán siendo favorables para que se alcancen niveles de contaminación elevados. Recordemos que las horas críticas, desde un punto de vista meteorológico, son la noche y las primeras horas de la mañana. La altura máxima de la capa de mezcla (zona de difusión homogénea de contaminantes) suele situarse alrededor de los setecientos metros a las cinco de la tarde, que es el momento menos problemático.

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