Cartas al director

Ni caudillo ni fascista

En una carta publicada ayer aparece, entre otros, mi nombre como caudillo de una tropa de fascistas que saqueó la casa de Juan Ramón Jiménez.Ni caudillo, ni fascista -otra cosa es haber hecho la guerra en el lado llamado nacional-, ni saqueador.

Aunque en términos menos hirientes y contundentes, una parecida versión me llegó a través de los buenos oficios de Eduardo Marquina, que acababa de visitar en América a Juan Ramón Jiménez. Entonces escribí al poeta de Palos de Moguer notificándole la falsedad de la versión que le había llegado, Dios sabe a través de quién, en los momentos de la ...

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En una carta publicada ayer aparece, entre otros, mi nombre como caudillo de una tropa de fascistas que saqueó la casa de Juan Ramón Jiménez.Ni caudillo, ni fascista -otra cosa es haber hecho la guerra en el lado llamado nacional-, ni saqueador.

Aunque en términos menos hirientes y contundentes, una parecida versión me llegó a través de los buenos oficios de Eduardo Marquina, que acababa de visitar en América a Juan Ramón Jiménez. Entonces escribí al poeta de Palos de Moguer notificándole la falsedad de la versión que le había llegado, Dios sabe a través de quién, en los momentos de la guerra. ¿Hace falta desmentirlo otra vez, tantos años después?

Cada vez que me he presentado a elecciones he sido -dicen que ello es usual- víctima de enredos o calumnias. Ahora acabo de ser objeto de un nombramiento. ¿Va aparejada la cara de los acontecimientos con la cruz de alguna injusticia o mala voluntad?

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Tengo, por lo visto, enemigos conocidos y desconocidos, pero también muchos amigos de siempre, que han sabido de iní en todo momento. Los infundios deben tener un mínimo de credibilidad./

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