El Ayuntamiento declara a Avilés "zona contaminada"

El Ayuntamiento, de mayoría de izquierda, paralizó temporalmente la declaración de Avilés cómo «zona contaminada» que, en caso contrario, habría sido estudiada ayer por la Comisión Interministerial de Medio Ambiente (CIMA).La solicitud de «zona contaminada», acordada por la anterior Corporación municipal, fue respaldada reiteradamente por los actuales concejales. La izquierda anunció su intención de promover movilizaciónes para agilizar la tramitación del expediente iniciado en 1977, y UCD propuso intensificar las gestiones a todos los niveles para conseguir el mismo objetivo.

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El Ayuntamiento, de mayoría de izquierda, paralizó temporalmente la declaración de Avilés cómo «zona contaminada» que, en caso contrario, habría sido estudiada ayer por la Comisión Interministerial de Medio Ambiente (CIMA).La solicitud de «zona contaminada», acordada por la anterior Corporación municipal, fue respaldada reiteradamente por los actuales concejales. La izquierda anunció su intención de promover movilizaciónes para agilizar la tramitación del expediente iniciado en 1977, y UCD propuso intensificar las gestiones a todos los niveles para conseguir el mismo objetivo.

Las primeras reservas surgieron a partir de un informe de Industria (véase EL PAIS de 14-10-1980) según el cual la declaración de «zona contaminada» tendría consecuencias muy graves en el ámbito laboral. Industria no ve otra solución para devolver rápidamente la pureza al aire avilesino que una drástica reestructuración de las instalaciones de algunas industrias, singularmente de Ensidesa, y paralizar otras, con la inevitable secuela de la reducción de las plantillas y grandes limitaciones a la creación de nuevas industrias y a la ampliación de las existentes. La declaración de «zona contaminada» podría exigir, según medios próximos a Industria, la paralización en Avilés del tren de bandas en caliente, cuyo destino definitivo se disputan Avilés y Sagunto (Altos Hornos del Mediterráneo).

El gobernador civil, Jorge Fernández, consiguió desbloquear el expediente en Madrid, consciente de que el alcalde, José Manuel Ponga, del PSOE, no se enfrentaría a las centrales sindicales con la aplicación de una normativa que podría incrementar el paro en Avilés. José Manuel Ponga le preguntó a la directora general de Medio Ambiente: «¿A qué vienen ahora las prisas del gobernador civil?». La directora general, que en pocos días encontró los papeles cambiados entre el alcalde y el gobernador, conoció inmediatamente la versión de este último: «Hay que obligar al alcalde a mojarse. ¡A ver si da su aceptación al cierre parcial de Ensidesa! Estoy dispuesto a poner fin a su demagogia y yo no quiero seguir haciendo el papel de villano de la farsa».

Un portavoz del alcalde avilesino manifestó ayer a EL PAIS que se mantenía firme el criterio favorable a la «zona contaminada», pero que las prisas de la Administración podrían tener como trastienda el intento de trasladar la responsabilidad de la reestructuración de Ensidesa al Ayuntamiento. «Nosotros», agregó, «estamos dispuestos a aceptar las consecuencias de la "zona contaminada", pero exigimos garantías de que no se producirá una pérdida de puestos de trabajo en Ensidesa, cuya reestructuración debe pasar por la sustitución de unas instalaciones por otras más modernas, y no por el cierre, sin más, de algunas de ellas. Da la impresión de que la Administración pretende cargar al Ayuntamiento la responsabilidad de su plan de reducción de plantilla, aprovechándose de la solicitud de la "zona contaminada"».

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