Francisco Pérez había sido detenido anteriormente por la policía
Francisco Pérez López, el hombre muerto el martes pasado en las oficinas de una empresa dedicada a la distribución de máquinas tragaperras para casinos, había sido detenido por la policía en el mes de julio pasado, en el hotel Eurobuilding, de Madrid, en compañía del que hasta ayer aparecía como su abogado, un francés que disponía de documentación belga falsificada.Según pudo saber EL PAIS, Francisco Pérez y su acompañante intentaban promocionar la venta de máquinas tragaperras para casinos con destino al mercado árabe, razón por la que pudieran haberse reunido en Madrid el martes pasado en la...
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Francisco Pérez López, el hombre muerto el martes pasado en las oficinas de una empresa dedicada a la distribución de máquinas tragaperras para casinos, había sido detenido por la policía en el mes de julio pasado, en el hotel Eurobuilding, de Madrid, en compañía del que hasta ayer aparecía como su abogado, un francés que disponía de documentación belga falsificada.Según pudo saber EL PAIS, Francisco Pérez y su acompañante intentaban promocionar la venta de máquinas tragaperras para casinos con destino al mercado árabe, razón por la que pudieran haberse reunido en Madrid el martes pasado en las oficinas de otra empresa dedicada al mismo negocio, Bally, donde el español fue asesinado por tres desconocidos.
El súbdito francés está considerado como un delincuente internacional, detenido varias veces, aunque en España nunca se le pudo probar nada. Sin embargo, en el mes de marzo de este año fue expulsado del territorio nacional al ser detenido en Benidorm en un coche que había sido robado en Francia.
Sobre él pesan sospechas policiales de tráfico de moneda falsa y falsificación de cheques, proxenetismo, tenencia ilícita de armas y, sobre todo, de pertenecer a un grupo mafioso dedicado a las máquinas de juego.
En la empresa con la que Francisco Pérez y su socio intentaban introducir sus máquinas en el mercado árabe participaban además otros cinco socios, cuyos nombres se ignoran.