Existe un plan de evacuación para el caso de un accidente nuclear en Zorita

Los timbres de un teletipo de órdenes de la Junta de Energía Nuclear (JEN) suenan con una insistencia inusual en la sala de comunicaciones de Paraninfo. El encargazo alza la visera de la máquina, pasa. los dedos sobre una fila de señales de atención para alisar el papel: «Urgente, urgente, urgente», y repite en voz baja el nombre del lugar de procedencia del telegrama: Zorita de los Canes, provincia de Guadalajara. El texto es fácilmente comprensible, incluso para un profano en física nuclear como él: «La central ha sufrido una importante avería en el circuito primario de refrigeración, con es...

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Los timbres de un teletipo de órdenes de la Junta de Energía Nuclear (JEN) suenan con una insistencia inusual en la sala de comunicaciones de Paraninfo. El encargazo alza la visera de la máquina, pasa. los dedos sobre una fila de señales de atención para alisar el papel: «Urgente, urgente, urgente», y repite en voz baja el nombre del lugar de procedencia del telegrama: Zorita de los Canes, provincia de Guadalajara. El texto es fácilmente comprensible, incluso para un profano en física nuclear como él: «La central ha sufrido una importante avería en el circuito primario de refrigeración, con escape de productos radiactivos, entre ellos, el iodo. Urgente, urgente, urgente». Sin duda, un asunto para Protección Civil.Dosis superiores a 5 REM máximo peligro

Cuando el encargado de teletipos confirma la correcta llegada del télex, el jefe de seguridad de la central nuclear de Zorita está dando instrucciones para que un equipo de técnicos, provisto de contadores de alta sensibilidad, mida permanentemente la repercusión de la avería en el exterior. «Necesito tener a la vista todos los datos disponibles en cada momento sobre la radiactividad ambiental en el entorno de las instalaciones. Avísenme inmediatamente si la dosis a la que están expuestos los habitantes de la zona próxima es superior a los cinco REM, y, en caso contrario, entréguenme cualquier información que permita fijar una supuesta progresión de las emisiones radiactivas, ¿entendido? ». El REM es una especie de terrible unidad de lepra, cuya abundancia los técnicos deben vigilar desde los diales de sus contadores. Seis REM son una catástrofe. Pocos minutos después de la entrega del telegrama urgente en los despachos ejecutivos de la Junta de Energía. Nuclear, la Dirección General de Protección Civil tiene ya referencias directas sobre la alarma.

Los mandos de la dirección general se reúnen a toda prisa para hacer frente a un viejo temor: las burbujas de Hamsburg parecen haberse mudado a Guadalajara; están, consecuentemente, a unos 108 kilómetros de Madrid, por carretera, y a menos de cien, a ochenta quizá, en línea recta.

Luego designan el equipo directivo de las operaciones, con arreglo a planes de emergencia previstos y hasta ahora no divulgados. «Mando-director: gobernador civil y jefe provincial de Protección Civil de Guadalajara. Secretariado técnico: jefes de los servicios ABQ, evacuación, transmisiones, orden, logística y sanidad. Jefe de la zona de socorro, comprendida en un círculo de diez kilómetros de radio con centro en el reactor nuclear: adjunto local de Protección Civil. Jefe del área de salvamento, situada en una circunferencia de diez kilómetros de diámetro: otro adjunto local. Jefe del área de evacuación: un tercer-adjunto local de Protección Civil».

Seguidamente se reparte una hoja de competencias. Bajo el epígrafe «Misiones encomendadas a los distintos jefes», figura en ella la siguiente leyenda: «1. Del mando del director: informar a los mandos superiores y difusión de noticias. Actuación coordinada y empleo de los medios de seguridad y socorro que existan en la capital y su provincia. 2. Del jefe de la zona de socorro: mantener enlace permanente con el mando director. Dirigir y ordenar la acción directa por el mando dentro de la zona. 3. Del jefe del área de salvamento: establecer enlace con el mando ejecutivo. Mantener y dirigir la acción de los servicios de orden, transmisiones, sanidad, logística y evacuación».

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En la modesta sede de la Dirección General de Protección Civil, al final y a la derecha de un corto pasillo, los altos funcionarios reciben noticias de Zorita. «¿Dosis, diarias inferiores a quince mili-REM? En ese supuesto, los afectados podrían hacer vida normal», y antes de dar la reunión poiterminada hacen un inventario de: hombres disponibles y deciden cómo deben ser incorporados a los cinco servicios definidos en la hoja anterior. Diez minutos después, la hoja de servicios está completa, bajo el título general Expresión de los medios asignados y despliegue de unidades y equipos para intervenir.

El secretario la lee apresuradamente, después de mirar, una vez más, su reloj de muñeca.

«Servicio de orden. Mando: jefe de las Fuerzas de Orden Público. Misiones: asegurar la libertad de acción de los diferentes servicios y garantizar el mantenimiento del orden público, la circulación y la preservación de los bienes de cualquier clase. Medios: Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Municipal (total aproximado: setencientos hombres)».

«Servicio de transmisiones. Jefe: delegado de la Compañía Telefónica Nacional de España. Misiones: asegurar la rápida difusión de informaciones, así como los enlaces entre el puesto de mando -instalado en el palacio del Gobierno Civil de Guadalajara- y los jefes actuantes, para permitir la ejecución y el desarrollo de las órdenes. Medios: redes telegráficas Y telefónicas, unión de radioaficionados españoles y, eventualmente, servicios de radio de la Guardia Civil y Policía Nacional».

«Servicio de sanidad. Mando: médico-jefe de Sanidad provincial. Misiones: recoger, asistir y evacuar las posibles bajas que sobrevengan en el desarrollo de las medidas de prevención. Provisión de pastillas de yoduro potásico nara la prevención contra el iodo radiactivo. Si hu biese heridos e irradiados, serían primeramente atendidos de sus heridas, y después, evacuados para el posterior tratamiento de la radiación. Medios: hospitales de la Seguridad Social y clínicas particulares (dotación de Guadalajara: seis hospitales, 1.282 camas y siete ambulancias. No hay bancos de sangre)».

«Servicio de evacuación. Mando: adjunto del servicio de evacuación. Misiones: organizar la evacuación fijando las rutas de tráfico (en la sección de protección atómica de la dirección general hemos utilizado un plano de la zona a escala 1:50.000). Movilizar los medios colectivos necesarios. Fijar los puntos de concentración. Preparar los locales para recibir a los evacuados. Medios: policía de carretera, servicios municipales de transportes urbanos, empresas de transportes por carretera, locales previstospara recibir evacuados y, eventualmente, organización de campamentos y red de campings de la provincia».

«Servicio logístico. Mando: delegado provincial del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Misiones: abastecer de medios materiales a los restantes servicios. Organizar y realizar los transportes necesarios. Regular la circulación de dicho transporte. Medios: transportes oficiales, municipales y entidades particulares».

El secretario concluye la lectura. Llegan noticias de Zorita: las dosis de radiación aumentan. en el exterior de la central. Un brillo desconocido parece animarse en los antiguos cascos de la defensa pasiva, que durante tantos años habían permanecido inmóviles en el despacho; yelmos diseñados en Francia en vísperas de la primera guerra mundial. «¿Radiactividad en aumento? Atención: como medida preventiva deben ser evacuadas todas las personas que habitan en el poblado de la central, menos los especialistas necesarios; el personal de la estación de servicio situada a seiscientos metros de las instalaciones y las personas que habitan en casas de campo al norte de la central. Estos evacuados suman un total de 256. Dispongan lo necesario».

Siguen llegando nuevos telegramas a los teletipos de órdenes de la Junta de Energía Nuclear: las lecturas periódicas de los contadores son transmitidas en pausas breves. El jefe de seguridad confirma que la plana mayor de protección civil ya ha logrado reunirse en la sede del gobierno civil de la provincia. Las comunicaciones telefónicas son perfectas y han podido confirmarse la disponibilidad de todos los hombres y dotaciones. Ya llegan los equipos encargados de trasladar a los primeros evacuados. Los acontecimientos se suceden inexorablemente. Desde el puesto de mando se ordena el despliegue de la fase 3. Los sistemas de megafonía móvil alertan a toda la población residente a una distancia menor de diez kilómetros. «Las dosis de radiación eran menores de quince mili-REM, según media diaria. Pero han aumentado por encima de esa cota: todos ustedes deben cobijarse en sus casas, cerrar puertas y ventanas y mantener permanentemente conectados sus receptores de radio y televisión a la espera de noticias nuestras. Eviten el pánico: todo está bajo control. Los muros de las viviendas son una eficaz pantalla antirradiactiva. Anoten estas últimas instrucciones: vayan a recoger a los niños, si ahora no estuvieran con ustedes en sus casas. Regresen al domicilio y permanezcan en familia. Cierren cuidadosamente puertas, ventanas o cualesquiera otras aberturas de ventilación. Si poseen ustedes ganado, pónganlo también a cobijo en local cerrado y almacenen con él piensos y otros elementos para nutrición. Absténganse de recoger frutas y verduras de los huertos. En cambio, podrán consumir, a la espera de la evacuación, agua del grifo o embotellada, y todas las provisiones depositadas en el interior de la casa».

La evacuación, única salida posible

Las cotas menos de quince miliREM, más de quince mili-REM y llegada a tres REM han sido copadas vertiginosam ente. La hipótesis de la evacuación era muy improbable en un principio, pero el escape ha sido progresivo. A la pregunta formulada por radioteléfono a todos los servicios sobre total disponibilidad, los puntos de enlace van repitiendo con monotonía: «Afirmativo».

Según noticias de Zorita, la población se ha refugiado ya en las edificaciones. El plan de evacuación se desplegará en dos tiempos: en el primero, las familias serán trasladadas a un punto de concentración; en el segundo, a sus destinos provisionales. «Atención: antes de utilizar sus automóviles para seguir el plan, o de ser trasladados, anoten las siguientes medidas de cautela: cada persona debe llevar una bolsa de plástico con ropa, calzado, objetos de aseo, prendas de domir y, ocasionalmente, con medicinas. No olviden recoger sus documentos personales: libro de familia, tarjeta de identidad y cartilla de seguridad social. Corten el gas, el agua y la electricidad, y cierren con llave las puertas exteriores. Repetimos ... ».

El mando decide que la evacuación alcance por el momento a los tres pueblos más próximos a la central. Envía una flota de diecisiete autobuses para que los habitantes de Zorita, Almonacid y Bolarque sin vehículo propio sean llevados a Sacedón, Brihuega, Cifuentes, Cogolludo y Guadalajara, en cuyos centros hospitalarios ingresarán los enfermos.

Después de que los servidores de Sanidad han repartido las píldoras de 130 miligramos de yoduro potásico, los jefes de servicio completan sus gráficos, hacen nuevas llamadas a la serenidad. «Repetirnos: todo está bajo control», y nuevos planes de evacuación. Entre tanto, el auxiliar de teletipos de la sala de energía nuclear no se aleja de la máquina de órdenes ni un instante. No muy lejos de él, un periodiste decide titular su crónica con la frase «El fantasma de Harrysburg pasó por Zorita», que estaba a la espera en algún lugar de su memoria.

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