La crisis político-social en Polonia

Los trabajadores polacos de la región báltica volvieron ayer al trabajo

La libre sindicación comenzó a funcionar ayer en Polonia a las siete de la mañana, cuando todos los obreros de más de seiscientas empresas de la región báltica se reintegraron a sus puestos, tras dieciocho días de huelga, después de la firma de los veintiún puntos reivindicados por los obreros. El acuerdo fue sellado el pasado domingo, en los astilleros Lenin, de Gdansk, centro del movimiento huelguístico, entre el presidium del Comité de Huelga Interempresas (MKS) y la comisión gubernamental.

La pugna entre Gobierno y sindicalistas autónomos finalizó con el reconocimiento por parte del...

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La libre sindicación comenzó a funcionar ayer en Polonia a las siete de la mañana, cuando todos los obreros de más de seiscientas empresas de la región báltica se reintegraron a sus puestos, tras dieciocho días de huelga, después de la firma de los veintiún puntos reivindicados por los obreros. El acuerdo fue sellado el pasado domingo, en los astilleros Lenin, de Gdansk, centro del movimiento huelguístico, entre el presidium del Comité de Huelga Interempresas (MKS) y la comisión gubernamental.

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La pugna entre Gobierno y sindicalistas autónomos finalizó con el reconocimiento por parte del primero del derecho a organizar libremente asociaciones para defenderse del poder económico, en este caso representado por el Estado.Ayer, a cinco kilómetros de los astilleros Lenin, de Gdansk, se inauguraba la sede del primer sindicato libre. El líder obrero Lech Walesa colgó un crucifijo en una de las paredes.

La frase generalmente utilizada por periodistas y polacos es que se trata de un «hito histórico», tanto para Polonia como para toda la Europa del Este.

Aunque oficialmente se reconoció que no hubo «ni vencedores ni vencidos», no se puede ocultar, de hecho, que la victoria pertenece claramente a una parte: los huelguistas del Báltico. Sus derechos han sido reconocidos, lo que implica además la constatación de que el partido comunista (POUP), que rige los destinos del país, está sumido en una crisis profunda sin precedentes y a la que, sin el menor reparo, hizo alusión al líder Lech Walesa.

Este perito electricista, del taller número cuatro de los astilleros Lenin, comunicó el domingo, a las 17.55, a toda la nación polaca: «La huelga ha terminado. Ganamos todo lo que queríamos, lo que deseábamos y soñábamos en la actual situación. Pero obtendremos también el resto, porque tenemos lo esencial, nuestros sindicatos independientes autogestionados. Esta es nuestra garantía para el futuro».

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La ceremonia de la firma del acuerdo de Gdansk por Lech Walesa y el viceprimer ministro, Mieczyslaw Jagielski, fue retransmitida íntegramente por los dos canales de la televisión polaca.

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"No hay vencedores ni vencidos", declaró el representante del Gobierno

Viene de primera páginaPoco antes, los representantes de los trabajadores y el Gobierno, Walesa y Jagielski, acompañados de sus consejeros, cara a cara habían entonado el himno nacional, coreado por todo el comité d huelga instalado en una sala próxima: «Polonia no ha muerto/ mientras nosotros vivamos,/ y la potencia opresora/ será expulsada con los sables».

Posteriormente habló Jagielski «No hay vencedores ni vencidos» dijo; «lo importante es que nos he mos entendido. Pero la principa garantía de la realización de lo qu hemos conseguido es el trabajo y sus efectos futuros. Sólo con el trabajo podemos producir los biene materiales que debemos repartir» Los aplausos de los huelguistas al viceprimer ministro llegaron cuando, recogiendo las palabras de Walesa, insistió en que «se ha discutido como deben hacerlo los polacos entre ellos; de un polaco a otro».

De todas formas, aún continúan los paros en otras zonas. Según un grupo de obreros de Silesia, llegado ayer a Gdansk para informarse sobre la experiencia del MKS y obtener una copia de los veintiún puntos, 50.000 obreros de esa región persisten en la huelga iniciada el pasado 27 de agosto. Este paro afecta a un total de veintidós empresas (entre ellas, nueve minas). El ministro de Minería, WIodzimierz Leczak, llegó ayer a la ciudad de Katowice (Silesia) para iniciar conversaciones con los huelguistas. A primeras horas de la madrugada de hoy, la agencia oficial polaca, PAP, comunicaba que se había obtenido ya un «acuerdo de príncipio».

El embrión de los nuevos sindicatos autónomos, los diferentes comités de huelga, ha recibido un apoyo popular económico notable, e incluso ciertas organizaciones obreras occidentales han comenzado a enviar fondos desde la República Federal de Alemania (RFA) y Gran Bretaña.

En relación con el aspecto político, al que ha calificado una fuente diplomática de «la más difícil digestión para los soviéticos en mucho tiempo», el órgano oficíal del POUP, Tribuna Ludu (Tribuna del Pueblo), comentó ayer que los acuerdos obtenidos en Gdansk y Szczecin eran «positivos», en tanto habían perdido la batalla las fuerzas «inmovilistas» y aquellas otras que tenían una idea irreal de la situación y la imposibilidad de alcanzar ciertos límites.

Sobre estos últimos, Tribuna Ludu recurría a términos ya utilizados en los últimos días como «elementos antisocialistas infiltrados» en los comités de Szczecin y Gdansk, contra los cuales ponía en guardia a la población, al repetir que la razón del Estado naturalmente socialista debe ser conservada de forma especial.

La crisis del partido único

El periódico oficial insistió además, de manera velada, en la crisis interna del POUP, en una coincidencia con Walesa. Tribuna Ludu aseguró que hubo errores y problemas importantes en el pasado, los cuales deben ser discutidos en un próximo pleno, en fecha aún no fijada, del comité central del partido comunista. Para nadie es un secreto que tales errores se achacan a la gestión del primer secretario, Edvard Gierek.

Por su parte, Lech Walesa terminó su intervención del domingo con una clara toma de posición política: «Las dos partes negociadoras», dijo, «supieroñ que las fuerzas que proponían un arreglo por la fuerza no han triunfado. El buen sentido y la ponderación, representados, como sabemos todos, por el viceprimer ministro Jagielski y un grupo de hombres muy razonables, son los que han triunfado».

Respecto al tema más conflictivo de la última fase de la negociación de Gdansk, la liberación de los presos políticos -condición indispensable para la firma de dicho acuerdo-, en la madrugada del domingo al lunes fueron puestos en libertad los cuatro primeros disidentes encarcelados: Miroslaw Clitoyecki, Jan Cywinsci, Jan Ajzner y Seweryn Blumasztaym.

De los treinta detenidos políticos para quienes se reclamaba inmediata puesta en libertad, catorce se encontraban en Varsovia y el resto repartido por diversas comisarías de Wroclaw, Lodz y Cracovia. El resto de los detenidos fue liberado a lo largo de todo el día de ayer.

A últimas horas de la tarde de ayer, el portavoz del comité de autodefensa obrera (KOR), Jacek Kuron, minutos después de su puesta en libertad, dio una conferencia de Prensa en su domicilio de la capital polaca para dar la impresión de su grupo de oposición sobre los últimos acontecimientos. Algunos rumotes aseguran que una cierta discrepancia se ha producido entre el KOR y algunos comités.

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