Cartas al director

Escuredo y el PSA

He leído en EL PAIS del 20 de agosto una carta al director, de Antonio Cabrera, en la que hace consideraciones bastante acertadas sobre la autonomía andaluza y sobre la política del partido andaluz. No obstante, hay un punto concreto sobre el que es necesario hacer una precisión. Dice el autor de la carta que observa, con estupor, cómo Rojas Marcos declara no reconocer la representabilidad de la Junta de Andalucía.Comparto su estupor porque el primer secretario del PSA-PA nunca ha pronunciado esa frase. Lo que Rojas Marcos dijo en el acto de homenaje del partido andaluz a Blas Infante, celebra...

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He leído en EL PAIS del 20 de agosto una carta al director, de Antonio Cabrera, en la que hace consideraciones bastante acertadas sobre la autonomía andaluza y sobre la política del partido andaluz. No obstante, hay un punto concreto sobre el que es necesario hacer una precisión. Dice el autor de la carta que observa, con estupor, cómo Rojas Marcos declara no reconocer la representabilidad de la Junta de Andalucía.Comparto su estupor porque el primer secretario del PSA-PA nunca ha pronunciado esa frase. Lo que Rojas Marcos dijo en el acto de homenaje del partido andaluz a Blas Infante, celebrado en Archidona, fue, literalmente, lo siguiente: «Un auténtico presidente de la Junta de Andalucía no lloriquearía porque el presidente del Gobierno español no le recibiera, ni siquiera tampoco porque el primer secretario del partido andaluz no fuera a verlo. El problema, su problema, es que o lo reconoce Madrid o lo reconoce el partido andaluz, y no tiene ni el reconocimiento de Madrid -porque eso pasa por Madrid de la mano de su partido- ni el reconocimiento del partido andaluz, que no reconoce más que andalucistas de verdad». En absoluto criticó Alejandro Rojas Marcos a la Junta de Andalucía, sino a los partidos centralistas y a su presidente, miembro de uno de esos partidos. Lo que el primer secretario del PSA señaló fue la crisis de Escuredo en sus relaciones, de una parte, con el Gobierno de Madrid y, de otra, con el único partido nacionalista que hay en Andalucía, doble crisis que, como el propio Escuredo sabe, es grave porque le resta autoridad y credibilidad.

De una parte, es obvio que el presidente del Gobierno, si tiene algo que hablar con Rafael Escuredo, prefiera hablarlo con sus jefes de Madrid (Felipe González o Alfonso Guerra), y ello no es sino consecuencia de que el actual presidente de la Junta de Andalucía pertenezca a un partido centralista, porque, naturalmente, no ocurre lo mismo con Garaikoetxea o Pujol.

Las dificultades de Escuredo con el Partido Andaluz se deben a que, ante el temor de que su partido lo retire de la presidencia de la Junta, como ocurriera con Fernández Viagas, viene actuando más en la Junta como militante del PSOE que como presidente de la misma, y de ahí, por ejemplo, sus ataques al PSA por su reacción contra las bombas de ETA en Andalucía, su apoyo a que la única consejería del Partido Andaluz quedara prácticamente sin presupuesto, en beneficio de las que ostenta el PSOE y UCD, su voto con el PSOE en la ley orgánica del Referéndum, su falta de crítica al pacto PSOE-UCD sobre la ley orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas.

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No hay partido para el que la Junta de Andalucía sea más importante que para el Partido Andaluz. Naturalmente, para nosotros no hay aspiración más alta que el Gobierno andaluz como medio de conseguir la liberación de nuestro pueblo./

secretario de información del PSA-PA.

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