12 muertos y 500 heridos en el transcurso de una misa papal en Zaire

La peregrinación africana de Juan Pablo II se tiñó de luto durante su primer encuentro, en la misa celebrada el domingo ante un millón de personas en la explanada del Palacio del Pueblo, de Kinshasa. A causa de los empujones para poder conseguir un puesto lo más cerca posible al altar, murieron por lo menos doce personas y han resultado heridas más de quinientas, de las cuales ochenta están muy graves.

El número exacto de muertos no ha sido posible conocerlo porque la prensa, ayer, ignoró la noticia. El capellán del hospital aseguró que, en la tarde del domingo, habla bendecido doce cad...

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La peregrinación africana de Juan Pablo II se tiñó de luto durante su primer encuentro, en la misa celebrada el domingo ante un millón de personas en la explanada del Palacio del Pueblo, de Kinshasa. A causa de los empujones para poder conseguir un puesto lo más cerca posible al altar, murieron por lo menos doce personas y han resultado heridas más de quinientas, de las cuales ochenta están muy graves.

El número exacto de muertos no ha sido posible conocerlo porque la prensa, ayer, ignoró la noticia. El capellán del hospital aseguró que, en la tarde del domingo, habla bendecido doce cadáveres, todos de mujeres. Los periodistas lograron ver sólo cinco de estos cadáveres. Hay quien aseguró que hubo también niños muertos, ya que aquí las mujeres acostumbran llevar sus hijos a la espalda.El espectáculo en el momento en el que sucedió la tragedia era espeluznante. Se podían observar varios cuerpos inertes, tendidos en el suelo, sobre los que pasaba la muchedumbre. Algunos murieron inmediatamente por asfixia. Hubo gente que durmió toda la noche a la entrada de la explanada para estar en primera fila a la hora de entrar. Cuando las fuerzas del orden permitieron el paso, se había concentrado ya más de medio millón de personas, y no fue posible contener la avalancha. El Papa fue informado de la tragedia por la tarde. Se anuló en seguida una fiesta de danzas folklóricas que iba a celebrarse en la nunciatura, en presencia de Juan Pablo II.

La pequeña nave que transportó a Juan Pablo II de Kinshasa a Brazzaville, a través del gran río Zaire, dejó el pequeño puerto de la capital a las ocho de la mañana.

El Papa se encontró en Brazzaville con el presidente de la República Democrática del Congo, Sasou Nguesso.

A saludar al Papa salieron las 300.000 personas de la ciudad en pleno. El entusiasmo fue aún más desbordante que en Kinshasa, si cabe, y con una característica: aquí salieron todos a la calle con un crucifijo de madera en las manos y ramos de palmeras y flores. No hay que olvidarse que en el Congo el primer presidente, después de la independencia, fue el sacerdote Fumbert Youlou, que murió en España, y el actual presidente está casado con una católica y manda a sus hijos a catequesis.

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