Polémica sobre un "camping" en El Escorial

La construcción de un camping en El Escorial ha originado una de las más fuertes polémicas urbanísticas desatadas en Madrid desde el advenimiento de los ayuntamientos democráticos. Por una parte, Coplaco, la Diputación Provincial y el Gobierno Civil han mostrado su oposición por considerarlo como una urbanización camufiada. Por la otra, el Ayuntamiento de El Escorial defiende el proyecto. La importancia del tema pueden darla algunas cifras significativas: trescientos millones de inversión en terreno y obras, 1.500 parcelas y 350 participaciones en venta, al precio de medio millón cada una.
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La construcción de un camping en El Escorial ha originado una de las más fuertes polémicas urbanísticas desatadas en Madrid desde el advenimiento de los ayuntamientos democráticos. Por una parte, Coplaco, la Diputación Provincial y el Gobierno Civil han mostrado su oposición por considerarlo como una urbanización camufiada. Por la otra, el Ayuntamiento de El Escorial defiende el proyecto. La importancia del tema pueden darla algunas cifras significativas: trescientos millones de inversión en terreno y obras, 1.500 parcelas y 350 participaciones en venta, al precio de medio millón cada una.

El punto central de la polémica gira precisamente respecto al significado de esa venta de participaciones. Los tres organismos oficiales que se oponen al camping argumentan que el comprador de la misma adquiere la propiedad de una parcela. Si esto es así, parte el complejo sería en realidad una urbanización habitada por unas familias concretas, con la salvedad de que en lugar de construir un chalecito instalarían una caravana. Y en la propaganda primitiva distribuida por la empresa se ofrecen, efectivamente, «amplias parcelas, cada una con instalaciones individuales de luz, agua, desague, etcétera».Asímismo, en otro párrafo puede leerse: «Por el precio de alquiler de una parcela, usted puede convertirse en un flamante propietario, con la seguridad de ver revalorizada su inversión».

El importe económico de la venta de 350 participaciones, a medio millón cada una, asciende a 175 millones de pesetas, lo que da una idea del capital que va a mover el camping. Asimismo, significaría el arraigo de una población de miles de personas, que podrían plantear problemas de equipamiento. Los terrenos que ocupa están calificados de rústicos.

En base a estos argumentos, Coplaco decidió emitir un inforine negativo y lo puso en conocimiento del Gobierno Civil. El señor Rosón ordenó al Ayuntamiento de El Escorial la inmediata paralización de las obras, paralización que no se ha tomado en cuenta, ya que el ayuntamiento contestó que estimaba que todo era perfectamente legal. Las obras continúan a ritmo acelerado, hasta el punto de que la primera fase tiene prevista su apertura el próximo 1 de mayo.

Tanto el ayuntamiento como la empresa defienden un planteamiento que cambiaría sustancialmente la cuestión: lo que se vende no es la propiedad sobre un trozo de terreno concreto, sino la participación, que da derecho a utilizar durante toda la vida el conjunto del camping, lo que implica que el comprador tendrá siempre una parcela reservada, pero una cualquiera, y no la número tal.

Bajo esta perspectiva, las participaciones se configuran como la cuota de entrada a un club -en este caso, a un camping- de lujo.

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El grupo Planeta Azul, empresa promotora del complejo, se define a sí mismo a través de su director, Gabriel García Sanz, como una empresa moderna con ideas avanzadas, al menos en cuanto al sector de campings se refiere. «El proyecto surgió», en palabras del señor García, «al darnos cuenta de que Madrid, con una población de más de cuatro millones de habitantes, no cuenta con instalaciones de este tipo de una cierta categoría».

El camping ofrece una gama muy amplia de servicios, que es muy dificil encontrar incluso entre los mejores de España: cuatro bloques sanitarios con calefacción, agua caliente, instalaciones especiales para minusválidos, supermercado, tiendas, autoservicios, restaurante, zonas verdes, parque infantil, dos piscinas al aire libre y una cubierta, pistas de tenis, frontón, etcétera.

Parcelas de por vida

El complejo tiene cabida para unas 1.500 plazas, de las que entre 350 y cuatrocientas están destinadas a los compradores de las participaciones (parece que al menos cien personas han hecho ya su opción de compra) y, de hecho, ya se encuentran en su interior aparcadas un grupo de unas quince caravanas, pertenecientes a compradores que esperan la apertura.El resto del terreno se rige por el régimen normal de cualquier camping. Los precios por día son de 135 pesetas por persona, tienda y coche. También se puede alquilar una plaza por toda la temporada, desde el 1 de junio hasta fin de año. Los precios oscilan entre las 65.000 pesetas del alquiler de plaza para dos personas, hasta las 88.000 para cinco, o cuatro con dos niños.

Tanto el señor García Sanz como el alcalde de El Escorial, Maximino Heras, independiente, defienden la idea de que el camping está dirigido a la clase media y a los trabajadores. Otro de los argumentos que ambos citan es que el complejo facilitará trabajo a noventa o cien parados del pueblo.

Por su parte, Maximino Heras considera que el Caravaning es un atractivo importante de cara al turismo, y que el tema se ha desorbitado. «Tal vez la oposición de Coplaco», apuntó, «venga de que se ha sentido marginada, pero yo ya he anunciado que estoy dispuesto a someterme al dictamen de la comisión de técnicos creada por el Gobierno Civil».

Efectivamente, Coptaco debió sentirse marginada del tema. La corporación de El Escorial (seis independientes, tres socialistas, un ucedista y otro comunista) tuvo conocimiento del tema y la comisión permanente (tres independientes y un socialista) -otorgó la licencia de obras en octubre de 1979, después del informe favorable remitido por la Dirección General de Coordinación con las Corporaciones Locales. El ayuntamiento no avisó del proyecto a Coplaco, quien se enteró cuando llegó a sus manos uno de los folletos de propaganda. Preocupadas sus más altas autoridades por lo que podía ser una urbanización encubierta, según denunciaron en las notas de prensa remitidas, y por las consecuencias que un complejo de esas dimensiones podría tener en el medio ambiente, Coplaco se mostró en contra y dio nota al Gobierno Civil de su opinión, quien ordenó la paralización de obras el 12 de abril, sin resultado.

Ante las contradictorias versiones de Coplaco y ayuntamiento, el Gobierno Civil constituyó una comisión de técnicos que estudiarán conjuntamente el tema.

Subsisten aún algunas lagunas insuficientemente explicadas. En primer lugar, queda la pregunta de si la venta de parcelas anunciada fue una equivocación, como dice la empresa, o si se cambió a la modalidad de participación al ver aparecer el conflicto. Tampoco está claro que durante el invierno no se prescinda de algunos de esos cien trabajadores de mantenimiento del camping, lo que restaría peso al argumento de la creación de puestos de trabajo. Resta la incógnita de si el ayuntamiento negará a estas alturas la licencia defitnitiva de apertura en el caso de que la comisión de técnicos se pronuncie sobre su ilegalidad.

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