Tribuna:

Un reto innecesario

El Gobierno se enfrenta hoy a un duro reto planteado por las dos primeras centrales sindicales del país a propósito de la huelga del Metro. Por primera vez desde que el Gabinete que preside el señor Suárez decidiera regular a discreción, mediante el correspondiente decreto, el derecho constitucional de huelga, las fuerzas obreras del país han plantado cara a lo que consideran un abuso de poder, y mantienen la convocatoria de paro en el Metro madrileño, frente a la intención gubernamental de garantizar el servicio.El tan reiteradamente recurrido decreto de plantillas mínimas para garanti...

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El Gobierno se enfrenta hoy a un duro reto planteado por las dos primeras centrales sindicales del país a propósito de la huelga del Metro. Por primera vez desde que el Gabinete que preside el señor Suárez decidiera regular a discreción, mediante el correspondiente decreto, el derecho constitucional de huelga, las fuerzas obreras del país han plantado cara a lo que consideran un abuso de poder, y mantienen la convocatoria de paro en el Metro madrileño, frente a la intención gubernamental de garantizar el servicio.El tan reiteradamente recurrido decreto de plantillas mínimas para garantizar los servicios públicos afectados por huelga soporta hoy el desplante del comité de empresa del Metro madrileño, que no acepta que el Gobierno, en aplicación del referido decreto, regule su derecho a la huelga, que esta representación ha convocado para toda la jornada de hoy, y no para parte de ella, como trata de imponer el Gabinete.

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Este nuevo tour de force entre el Gobierno de UCD y los sindicatos pone de relieve, una vez más, los riesgos de mantener una legislación obsoleta que el ejecutivo maneja a su antojo para influir en el normal desarrollo de las relaciones laborales, de las que, obviamente, el conflicto no puede quedar al margen.

La decisión gubernamental de garantizar el servicio del Metropolitano madrileño a golpe de BOE -además de haber restablecido una unidad de acción entre CCOO y UGT que los últimos acontecimientos laboraleshabían desmontado- constituye un nuevo e innecesario desprecio al necesario desarrollo constitucional del derecho de huelga.

El reto, pues, se podía haber evitado, y con ello el riesgo de que un conflicto laboral trascienda sus propios límites para degenerar en desobediencia civil.

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