GALICIA

Un fuerte temporal obliga a amarrar la flota pesquera

Un fuerte temporal se desencadenó, en las últimas horas de la tarde del viernes, en las costas gallegas, y obligó a la práctica totalidad de la flota pesquera a regresar a sus puertos y reforzar sus amarras, debido a los fuertes vientos y a la mar gruesa, que en ocasiones se tomó en arbolada. La mayor parte de la flota tampoco se hizo durante el día de ayer a la mar, pese a la relativa mejoría de la situación.Incluso las embarcaciones que buscaron refugio en los puertos más resguardados sufrieron serias dificultades. Algunas de ellas resultaron con desperfectos en las maniobras de atraque, con...

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Un fuerte temporal se desencadenó, en las últimas horas de la tarde del viernes, en las costas gallegas, y obligó a la práctica totalidad de la flota pesquera a regresar a sus puertos y reforzar sus amarras, debido a los fuertes vientos y a la mar gruesa, que en ocasiones se tomó en arbolada. La mayor parte de la flota tampoco se hizo durante el día de ayer a la mar, pese a la relativa mejoría de la situación.Incluso las embarcaciones que buscaron refugio en los puertos más resguardados sufrieron serias dificultades. Algunas de ellas resultaron con desperfectos en las maniobras de atraque, con el consiguiente peligro para sus tripulaciones, aunque no hay que lamentar desgracias personales de ningún tipo.

La situación adquirió especial dramatismo en el puerto lucense de Cillero, en donde, debido a las deficiencias que presenta el muelle, los barcos hubieron de abandonarlo y fondear en la ría, en donde permanecieron toda la noche, con los motores encendidos para contrarrestar la fuerza del temporal. Este puerto lucense resultó con el espigón totalmente destrozado por los efectos de la galerna que azotó las costas gallegas en diciembre de 1978, sin que, por el momento, hayan sido realizadas las obras de reparación.

Los pescadores lucenses de Cillero se muestran indignados ante el retraso de estas obras, y, ayer mismo, declaraban que «ahora volverá otra vez la televisión, pero nadie busca una solución a esto».

En Burela, la situación de la flota pesquera fue también dificil por los inconvenientes que presenta el puerto para este tipo de situaciones. Algunos barcos amarrados en él rompieron los norai, por la fuerza del viento y el estado de la mar, y la embarcación Santa Rosario, de casi cinco toneladas, se hundió tras diversos encontronazos con el muelle.

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