Reticencias de Bonn ante la política exterior de Washington

El canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Schmidt, aguarda la respuesta del secretario general Leonidas Brejnev a su carta de hace una semana. Mientras en Bonn se observa una febril actividad diplomática, el candidato conservador a la cancillería, Franz Josef Strauss, ha regresado de su visita privada de dos días a París y ha dado a entender que ha enmendado la plana al canciller: los políticos franceses con los que se ha entrevistado están más de acuerdo con él de lo que podía imaginarse en un principio. El ministro de Economía, Graf Lambsdorff, se encuentra en Estados Unid...

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El canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Schmidt, aguarda la respuesta del secretario general Leonidas Brejnev a su carta de hace una semana. Mientras en Bonn se observa una febril actividad diplomática, el candidato conservador a la cancillería, Franz Josef Strauss, ha regresado de su visita privada de dos días a París y ha dado a entender que ha enmendado la plana al canciller: los políticos franceses con los que se ha entrevistado están más de acuerdo con él de lo que podía imaginarse en un principio. El ministro de Economía, Graf Lambsdorff, se encuentra en Estados Unidos para una estancia de dos semanas, tampoco se sabe muy bien con qué programa concreto, mientras su colega de Finanzas, Hans Mathoefer, estudia sobre el terreno la modalidad de una nueva ayuda a Turquía.El Gobierno tampoco ha respondido aún a las críticas norteamericanas contra Bonn en relación con las indiscreciones que, según parece, han impedido la celebración de la conferencia de ministros de Exteriores de los «cinco grandes» de Occidente. Hasta ahora nadie ha dicho aquí taxativamente qué indiscreciones fueron aquellas a las que se alude constantemente. Tampoco parece haberlo averiguado Strauss en París, a juzgar por sus declaraciones. Indirectamente, el Gobierno federal achaca a Estados Unidos la falta de información, no sólo en este caso. Por ejemplo, también sobre la ayuda alemana a Turquía. Según los alemanes, Washington parece desconocer que la RFA ha facilitado a Ankara, desde 1964 y con destino a las fuerzas armadas turcas, un total de 1.500 millones de marcos, aparte de otras cantidades con otros fines. La insistencia con que Norteamérica presiona a la RFA para que aumente su contribución a la OTAN ha suscitado ya posturas reticentes, sobre todo en los ministerios más afectados por los avatares presupuestarios, como el de Finanzas. El propio Strauss ha regresado de París con una actitud más crítica respecto a Estados Unidos: hasta ha garantizado a los políticos franceses -presidentes del Senado, Asamblea Nacional y Gobierno, y ministro de Exteriores- que, si se convierte en el próximo canciller de la RFA, se esforzará en conseguir para Europa una mayor independencia de Estados Unidos. Para él, decisiones como la de enviar a Muhammad Alí con las funciones de embajador extraordinario resta credibilidad.

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