Cartas al director

Rehabilitar a Galileo

Encomiable el gesto del Papa en su discurso del Vaticano, el pasado domingo. Es noble reconocer errores -la posibilidad del error en este caso- Generosa su actitud previsible de levantar una excomunión.Me estoy refiriendo a Galileo Galilei. Todas estas concesiones lo serán a su nombre, a su memoria: una rehabilitación. Pero, por Dios, no unamos al sarcasmo la incongruencia. A estas alturas "del curso", venir a rehabilitar a Galileo es, cuando menos, innecesario. La necesitada de rehabilitación es la Iglesia, por este caso entre otros miles.

Cuando han hecho falta más de cuatro siglos pa...

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Encomiable el gesto del Papa en su discurso del Vaticano, el pasado domingo. Es noble reconocer errores -la posibilidad del error en este caso- Generosa su actitud previsible de levantar una excomunión.Me estoy refiriendo a Galileo Galilei. Todas estas concesiones lo serán a su nombre, a su memoria: una rehabilitación. Pero, por Dios, no unamos al sarcasmo la incongruencia. A estas alturas "del curso", venir a rehabilitar a Galileo es, cuando menos, innecesario. La necesitada de rehabilitación es la Iglesia, por este caso entre otros miles.

Cuando han hecho falta más de cuatro siglos para reconocer las teorías científicas acertadas de un preclaro hombre modesto y respetuoso, al que se condenó cruelmente para satisfacer posiciones corruptas de mediocres politiquillos, desde bases intelectualmente insostenibles, lo único admisible es una dura autocrítica y una petición de perdón en tono lastimero.

Y, luego, lo innecesario del «show». Hay que dar al césar vivo lo que está esperando, es decir, al candente tema latente de amplio espectro, en que la Iglesia debe hoy pronunciarse, porque todavía hay ingenuos que lo esperan.

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Galileo, en su viaje, no necesita de estas albardas.

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