El personal del Iranor deberá abandonar su sede de trabajo

Los profesionales que trabajan en el Instituto Nacional de Racionalización (Iranor) se ven obligados a desalojar los locales de la madrileña calle de Serrano, 150, para dar cabida al Ministerio de Universidades e Investigación. El Iranor, según han declarado a EL PAÍS portavoces del mencionado instituto, «está haciendo a marchas forzadas la difícil labor de normalizar todos los fabricados españoles para que puedan competir con los extranjeros, y también para que cuando importemos productos extranjeros éstos puedan someterse a idénticas pruebas que los españoles».

En esta tarea realizan...

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Los profesionales que trabajan en el Instituto Nacional de Racionalización (Iranor) se ven obligados a desalojar los locales de la madrileña calle de Serrano, 150, para dar cabida al Ministerio de Universidades e Investigación. El Iranor, según han declarado a EL PAÍS portavoces del mencionado instituto, «está haciendo a marchas forzadas la difícil labor de normalizar todos los fabricados españoles para que puedan competir con los extranjeros, y también para que cuando importemos productos extranjeros éstos puedan someterse a idénticas pruebas que los españoles».

En esta tarea realizan su labor más de cien comisiones, cada una de ellas con diez o veinte miembros, «la mayor parte de la industria, y todos ellos trabajando gratuitamente en favor del país», según aseguran sus promotores. Ante la noticia, el día 10 del presente mes, de que debían desalojar inmediatamente los locales de Serrano, 150, para dar paso al Ministerio de Universidades e Investigación, «los presidentes de las comisiones han decidido, por unanimidad, solicitar un plazo prudencial y los medios necesarios para este traslado, a fin de que no se interrumpa la labor del instituto. En caso contrario, presentarían en bloque su dimisión y comunicarían a los numerosos organismos internacionales con los que están colaborando el cese de cualquier actividad, lo cual, evidentemente, retrasaría nuestra preparación para ingresar en el Mercado Común y privaría a nuestra industria de unas barreras tecnológicas que adecuasen los productos a ¡as necesidades de nuestro consumo ».

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