Reticencias del Gobierno rodesiano ante el acuerdo de la Commonwealth

El acuerdo conseguido en Lusaka, en la Conferencia de la Commonwealth, sobre la convocatoria de una conferencia constitucional y la posterior celebración de elecciones en Rodesia, no ha satisfecho al Gobierno de Salisbury del obispo metodista Muzorewa y a los líderes de la guerrilla Joshua N'komo y Robert Mugabe.

Muzorewa ha declarado en Salisbury que aunque el acuerdo de Lusaka contiene «aspectos positivos», sin embargo, el hecho de que se considere la posibilidad de celebrar unas nuevas elecciones en Rodesia constituye «una humillación y un insulto al electorado, que ya se pronunció e...

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El acuerdo conseguido en Lusaka, en la Conferencia de la Commonwealth, sobre la convocatoria de una conferencia constitucional y la posterior celebración de elecciones en Rodesia, no ha satisfecho al Gobierno de Salisbury del obispo metodista Muzorewa y a los líderes de la guerrilla Joshua N'komo y Robert Mugabe.

Muzorewa ha declarado en Salisbury que aunque el acuerdo de Lusaka contiene «aspectos positivos», sin embargo, el hecho de que se considere la posibilidad de celebrar unas nuevas elecciones en Rodesia constituye «una humillación y un insulto al electorado, que ya se pronunció en abril». Los dirigentes guerrilleros, aunque no se han pronunciado oficialmente, han dejado entender que tienen intención de continuar la guerra.Ayer, un íntimo colaborador del líder guerrillero Robert Mugabe insistió en que las fuerzas de seguridad rodesianas, cuyos mandos son blancos, deben desmantelarse.

Edgar Tekere, secretario general de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe, aseguró en un comunicado que el asunto de las fuerzas de seguridad era lo único que objetaba al plan acordado por la Commonwealth.

Pero a pesar de esas declaraciones, destinadas a salvar la cara, nadie duda de que tanto Muzorewa como Mugabe y N'komo estarán presentes en la conferencia constitucional que, con toda probabilidad, se convocará en Londres, bajo la presidencia de Lord Carrington, para mediados de septiembre.

Muzorewa necesita del reconocimiento británico para sobrevivir, y no digamos nada de los movimientos guerrilleros, que dependen de la buena voluntad de Zambia y Mozambique, desde cuyos territorios actúan contra Rodesia, para continuar existiendo. Precisamente hoy, miércoles, se encuentra en Mozambique el primer ministro de Jamaica, Manley, para conseguir el apoyo del presidente Samora Machel al plan de Lusaka.

Sólo Suráfrica ha puesto una nota sombría al optimismo general. Un portavoz gubernamental ha declarado que la nueva posición británica sobre Rodesia era «altamente preocupante». Evidentemente, Suráfrica hará todo lo posible para conseguir en su frontera norte un régimen «no beligerante » de cara a su política racista. Pero Londres confía en el apoyo final de Pretoria hacia su plan de paz. El embajador volante de la primera ministra Thatcher en Africa, Lord Harlech, pasará la mayor parte de las próximas semanas entre Pretoria y Salisbury, en un intento de convencer a los surafricanos de que acepten una nueva «pax británica».

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Respaldo de EEUU

En cambio, Estados Unidos dio una entusiasta acogida al nuevo plan de solución al conflicto rodesiano. Al dar inmediatamente su apoyo a la propuesta inglesa, el Gobierno de Jimmy Carter aceptó gustoso un papel secundario y de escasa brillantez, pero que le librará de todas las presiones que estaba recibiendo del Capitolio para la supresión o no de las sanciones económicas a Rodesia-Zimbabwe.De lo que piensan ahora los dirigentes africanos de la primera ministra británica, tras siete días de contactos y reuniones informales y privadas, puede dar una idea la canción con que fue recibida Margaret Thatcher cuando asistió el lunes por la noche al baile de gala ofrecido por la Asociación de la Prensa de Zambia, y que no era otra que la internacionalmente famosa Es una chica excelente, coreada por todos los asistentes.

El otro vencedor de la Commonwealth, aparte del presidente Kaunda, que tuvo la satisfacción de hospedar en su capital a los conferenciantes, es el presidente tanzano, Nyerere, que obtuvo un «perdón bendito» por su actuación en Uganda y dos millones de dólares australianos como ayuda para empezar a resolver los problemas económicos planteados por la guerra.

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