Segundo "no" de la DC italiana a gestiones de Craxi

Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI) y presidente del Consejo de Ministros, encargado de formar Gobierno, sorprendió ayer a todos los observadores políticos. Cuando todos esperaban, de un momento a otro, la renuncia de Craxi ante la respuesta negativa de la Democracia Cristiana a sus gestiones, el secretario general del PSI anunció que, «puesto que la situación política se había agravado, había decidido seguir adelante en su intento de formar Gobierno.

Lo que había pasado es que, a primeras horas de la mañana, Craxi había sido recibido por el president...

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Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI) y presidente del Consejo de Ministros, encargado de formar Gobierno, sorprendió ayer a todos los observadores políticos. Cuando todos esperaban, de un momento a otro, la renuncia de Craxi ante la respuesta negativa de la Democracia Cristiana a sus gestiones, el secretario general del PSI anunció que, «puesto que la situación política se había agravado, había decidido seguir adelante en su intento de formar Gobierno.

Lo que había pasado es que, a primeras horas de la mañana, Craxi había sido recibido por el presidente de la República, Sandro Pertini, quien, al parecer, le alentó a seguir sus gestiones para formar Gobierno. El encuentro debía haber quedado en secreto, pero puesto que algunos periodistas vieron el coche de Craxi entrar en el palacio del Quirinale (sede de la presidencia la noticia fue confirmada más tarde.Pertini había leído los títulos de primera página de los principales diarios italianos: «Dirección DC: "No" a Craxi. La crisis vuelve a alta mar», decía Corriere della Sera. Y Repubblica: «Fracasa el intento de Craxi. Los socialistas, obligados a renunciar después del no definitivo de Zaccagnini.»

Pero en realidad, la decisión de la dirección democristiana, reunida hasta la madrugada del viernes, no había sido tan tajante. Varios dirigentes de la DC se pusieron en contra del secretario nacional, Benigno Zaccagnini, y a favor de Craxi. Por eso no permitieron que el «no» del documento final fuera rotundo y obligaron al secretario nacional a añadir a la negativa la frase: «en el estado actual de las cosas». Y pidieron que se encargara a la delegación del partido que expresaran al encargado de formar Gobierno las razones de la negativa democristiana. Esto suponía dejar una puerta abierta para continuar las negociaciones. A estas frases clásicas de la diplomacia democristiana se agarraron en seguida tanto Pertini como Craxi para seguir en la brecha.

Un dirigente socialistas dijo a EL PAIS: «Cuanto más tiempo vaya adelante la crisis, más claro quedará ante los italianos que la Democracia Cristiana no quiere soltar el poder ni abrir la puerta, no a una alternativa de izquierda, que sabe muy bien que esto no es viable hoy, sino a una alternativa en la jefatura del Gobierno. La Democracia Cristiana sólo desea de las demás fuerzas políticas menores el apoyo para seguir en el trono, pero no permite entregar el relevo a otros, aun manteniendo su puesto de partido de mayoría relativa.» El dirigente socialista añadió que la DC es un partido de mayoría, pero sólo «relativa», y «no puede querer gobernar como si tuviera el 51% de los votos ».

Sin embargo, la delegación democristiana que se entrevistó ayer con Craxi no dejó lugar a dudas ni a esperanzas. Zaccagnini repitió lacónicamente, tras el encuentro, que «no existen las condiciones políticas ni programáticas para que su partido pueda apoyar el proyecto de Gobierno del señor Craxi».

La delegación socialdemócrata tampoco fue muy entusiasta.

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Craxi recibe hoy a los comunistas y el lunes a los demás partidos, a menos que decida renunciar antes a su encargo ante el segundo no de la Democracia Cristiana.

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