El episcopado aprueba un documento contra la regulación de la natalidad, el aborto y el divorcio

La asamblea plenaria del episcopado español concluyó ayer sus sesiones con la aprobación del documento denominado «Matrimonio y familia», por 48 votos a favor, doce en contra y cinco en blanco, además de un cierto número de abstenciones cuya cifra exacta no ha podido precisarse. El documento constituye una clara toma de posición contra las relaciones prematrimoniales, la regulación de la natalidad y el aborto, así como una grave advertencia sobre los peligros de admitir el divorcio en la legislación del Estado. Todos y cada uno de dichos temas son considerados como «los grandes desafíos a la f...

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La asamblea plenaria del episcopado español concluyó ayer sus sesiones con la aprobación del documento denominado «Matrimonio y familia», por 48 votos a favor, doce en contra y cinco en blanco, además de un cierto número de abstenciones cuya cifra exacta no ha podido precisarse. El documento constituye una clara toma de posición contra las relaciones prematrimoniales, la regulación de la natalidad y el aborto, así como una grave advertencia sobre los peligros de admitir el divorcio en la legislación del Estado. Todos y cada uno de dichos temas son considerados como «los grandes desafíos a la familia», cuya preservación es el objetivo declarado por los obispos.

El documento sobre «Matrimonio y familia» ha tenido una génesis de cinco años. Con anterioridad a la votación de ayer se produjo, en otra ocasión, un pronunciamiento de los obispos sobre el mismo, que dio el siguiente resultado: 46 votos a favor, veintiuno en contra y cinco en blanco. Es decir, la votación de ayer ha arrojado, respecto a la anterior, un aumento de votos afirmativos (dos) y una disminución de negativos (nueve), lo cual indica que en esta ocasión ha sido mayor el número de obispos que no han votado.En cualquier caso, el documento ha obtenido los dos tercios necesarios para su adopción por el episcopado, con menos votos en contra de los que arrojó la anterior consulta. El texto fue presentado a la asamblea con una nueva redacción de algunos números en los que se incorporaban algunas modificaciones, predominantemente aclaratorias -informa Europa Press- .Sugeridas estas modificaciones, la sala optó por someterlo a votación en su totalidad, con el resultado antes citado.

Resumen del texto episcopal

El documento de la Conferencia Episcopal tiene 46 folios, que resumimos a continuación en los aspectos esenciales.

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Comienza examinando el tema de las relaciones prematrimoniales:« La entrega sexual», dicen los obispos, «debe reservarse a la vida matrimonial. Esta postura no es consecuencia de una actitud de hostilidad o infravaloración de la sexualidad; al contrario, quiere subrayar, desde la perspectiva de la fe, que la entrega sexual significa que dos seres que se aman y han decidido ante Dios y los hombres un proyecto de vida en común, se dan sin reservas y se hacen una sola carne, manifestando y actualizando, a través de su unión, el amor de Cristo por la Iglesia. Con ello, la Iglesia, intérprete de la luz de Cristo, quiere salvaguardar la seriedad y trascendencia de la realización sexual, que viene exigida por la misma naturaleza del. amor conyugal, por su sentido procreador y por su valor social.

Los obispos declaran que «no pueden justificarse las relaciones sexuales prematrimoniales, ni la vida en común antes del matrimonio comoprueba para conocer las posibilidades de convivencia y de armonía sexual en el matrimonio futuro. El matrimonio no puede ensayarse: la relación de amor corporal y espiritual, posterior al matrimonio, cuando el amor ha adquirido una dimensión de plenitud e irrevocabilidad de la que carecía antes, no puede equipararse con la relación previa al matrimonio».

« El noviazgo entre cristianos, como tiempo en que se va fraguando el amor y el proyecto de una vida compartida, es una realidad que prepara el encuentro con Cristo, propio del matrimonio cristiano», aseguran los obispos, quienes dedican una parte de su documento a exhortar a los jovenes que vivan «el don maravilloso de su amor con toda su hondura y autenticidad, sin dejarse arrastrar por el ambiente de fácil erotismo, que constituye una grave amenaza para el verdadero amor».

Castidad antes y después del matrimonio

«La castidad antes y después del matrimonio», continúa el documento episcopal, «sigue siendo una virtud cristiana y una exigencia evangélica, entendida no como miedo o represión, sino como exigencia del mismo amor sexual. Este tiene unas exigencias de plenitud y trascendencia que no pueden conciliarse con muchos de los modelos que la sociedad presenta hoy». Y agregan: «Una sexualidad no controlada esclaviza en vez de liberar al hombre.»

Inmediatamente después, el documento aborda los temas relacionados con la planificación familiar y la regulación de la natalidad. Después de mostrar su comprensión hacia la preocupación de muchos matrimonios por este tema -dadas «las actuales situaciones socioeconómicas y culturales»-, los obispos establecen unas «directrices fundamentales» del planteamiento de este problema, que se concretan en la primacía del amor (enriquecedor del cuerpo y del espíritu, en un clima de «gozosa gratitud»), paternidad responsable (cumplir la misión proceadora con responsabilidad humana y cristiana, «discerniendo las circunstancias de la vida, materiales y espirituales, y teniendo en cuenta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad y de la propia Iglesia») y dimensión procreadora de la sexualidad (el acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida, y por ello, «se excluye toda acción que impida directamente esta finalidad procreadora»).

Después de las tres recomendaciones ya citadas, los obispos añaden que los esposos «deben esforzarse por ser fieles a la norma objetiva, tal como es enseñada por la Iglesia» -después de anunciar que orientarán su acción pastoral a iluminar a los esposos en estas difíciles condiciones- y añaden una recomendación más: la oración y la vida sacramental constituirán una ayuda eficaz y servirán a los esposos para encontrar la paz.

No al aborto ni a su despenalización

Discurre después el texto episcopal por los terrenos del aborto y del respeto a la vida. Tras poner en duda las cifras que circulan en torno a las dimensiones del problema del aborto, el episcopado entiende que no pueden justificarse la licitud del aborto ni tampoco la necesidad de su despenalización o legalización. «El problema es ciertamente grave y complejo y reclama unas palabras de nuestra parte sobre este desafío a la más elemental concepción ética y humana de la vida.»

Recuerda que la tradición de la Iglesia «ha sido siempre unánime en defender la vida humana desde el momento de la concepción» y posteriormente afirma que «a la nueva vida que surge por la unión de las células germinales no se le puede negar el calificativo de humana. Es una realidad contradistinta biológicamente de la madre, que tiene sus propias peculiaridades humanas y sus propias leyes de crecimiento. El desarrollo embrionario no hace sino actualizar los caracteres ya contenidos en el ovulo fecundado, a través de un proceso continuo y sin saltos. Dado que existen muy importantes argumentos en favor del carácter humano del nuevo ser surgido en el momento de la fecundación, su vida debe ser defendida absolutamente.

Califica el aborto como «un atentado contra la justicia, contra el amor y contra la vida de un nuevo ser que está absolutamente indefenso», y añade: «Es un contrasentido que se quiera legalizar el aborto precisamente en nombre de la libertad. No se puede defender la libertad prescindiendo de la libertad del débil, negándole toda posibilidad de defensa.»

A renglón seguido, los obispos hacen una mención a la necesidad de comprometerse en la eliminación de los condicionamientos culturales, económicos, sociales y legales que inducen a abortar. «La sociedad debe asumir el compromiso de ayudar a la mujer y proteger la vida ya concebida, mediante la creación de las necesarias instituciones asistenciales.» El documento episcopal asegura que la actitud cristiana de oposición al aborto brota del «reconocimiento del señorío absoluto de Dios, de la convicción del valor primario de toda vida humana y de la protección que debe prestarse a los seres más débiles y desamparados. En una perspectiva semejante debe situarse también la actitud cristiana ante la pena de muerte, la guerra y otros hechos en que está en juego la vida humana».

Indisolubilidad del matrimonio

«Es un derecho fundamental de la persona humana poder contraer matrimonio, y corresponde a la sociedad reconocer y proteger la comunidad conyugal y familiar resultante del ejercicio legítimo de ese derecho -prosigue el texto episcopal-. Aquí radica la competencia del Estado en la ordenación civil de la institución familiar. Pero dado el carácter sacramental del matrimonio celebrado entre los cristianos y la importancia que tiene para la vida de la comunidad cristiana la vivencia plena y perfecta del mismo, la Iglesia reclama para sí su propia competencia en la ordenación jurídica de estos matrimonios.».

Ante la posibilidad de que el Estado pueda permitir el divorcio civil, el documento dedica varios párrafos a esta cuestión, en los que se dice que la mera posibilidad legal del divorcio es ya una incitación al mismo, y que este tipo de legislación es prácticamente irreversible. El documento no condena expresa y tajantemente el divorcio, por lo menos en los mismos términos que las referidas a los temas antes citados, aunque dice que «el impacto de campañas inspiradas en ocasiones por intereses ajenos a tisida preocupación ética, no debe servir como norma cuando se trata de respetar exigencias del bien común, y del justo orden público. Por lo demás, el cristiano debe seguir siempre los imperativos de la fe, sea cual fuere la evolución de las leyes del Estado sobre el matrimonio».

Al margen del documento en sí, la asamblea plenaria del episcopado decidió encomendar a la comisión episcopal de la doctrina de la fe la redacción de un documento concreto sobre la postura de los obispos ante una posible ley de Divorcio.

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