Cartas al director

Una comida al año

Es el cuarto año que ejerzo como profesora de EGB, y cada año en una provincia diferente. Quisiera dar a conocer a la opinión pública un hecho que ha pasado a convertirse en práctica generalizada en todos los colegios nacionales, salvo honrosas excepciones.No sé si será porque tenemos en

(Pasa a la página 10)

(Viene de la página 9)

la mente el dicho ese de «pasas más hambre que un maestro de escuela», y queremos los profesores demostrar lo contrario; pero lo cierto es que cuando llegan estas fechas de final de curso, el director y los profesor...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es el cuarto año que ejerzo como profesora de EGB, y cada año en una provincia diferente. Quisiera dar a conocer a la opinión pública un hecho que ha pasado a convertirse en práctica generalizada en todos los colegios nacionales, salvo honrosas excepciones.No sé si será porque tenemos en

(Pasa a la página 10)

(Viene de la página 9)

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

la mente el dicho ese de «pasas más hambre que un maestro de escuela», y queremos los profesores demostrar lo contrario; pero lo cierto es que cuando llegan estas fechas de final de curso, el director y los profesores de cada colegio celebramos la despedida de curso y el inicio de los dos meses y medio de vacaciones comiendo opíparamente en el mejor restaurante de la localidad, con cargo a los fondos del colegio. Si tenemos en cuenta que hay 150.000 profesores estatales, que una vez restadas las honrosas excepciones de antes pueden quedarse en 100.000, y que cada comida puede valer unas 1.000 pesetas, echen números y vean los millones que cada año se derrochan de una manera tan inútil.

¿Qué fuerza moral podemos tener luego los profesores que trabajamos en la enseñanza estatal para criticar la política educativa del Gobierno de ayuda a la enseñanza privada en detrimento de la pública?

Archivado En