CATALUÑA

La policía negó protección a la Corporación de Santa Coloma

La brigada municipal del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), con el consistorio en pleno y la protección de la Policía Municipal, procedió en la mañana de ayer a retirar el monumento a los caídos del emplazamiento que actualmente ocupa en aquella ciudad.

Según fuentes municipales, la policía gubernativa no quiso asistir al acto de traslado del monumento, por considerarlo un acto político. Por ello el Ayuntamiento recabó la presencia de miembros de las centrales sindicales y partidos de izquierda para que acudieran a la plaza en previsión de probables agresio...

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La brigada municipal del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), con el consistorio en pleno y la protección de la Policía Municipal, procedió en la mañana de ayer a retirar el monumento a los caídos del emplazamiento que actualmente ocupa en aquella ciudad.

Según fuentes municipales, la policía gubernativa no quiso asistir al acto de traslado del monumento, por considerarlo un acto político. Por ello el Ayuntamiento recabó la presencia de miembros de las centrales sindicales y partidos de izquierda para que acudieran a la plaza en previsión de probables agresiones a realizar por elementos de la extrema derecha.

Según estas mismas fuentes, el alcalde recibió ayer un total de ocho amenazas telefónicas de muerte. Cinco en las oficinas del Ayuntamiento, dos en su domicilio particular y otra en el matutino La Vanguardia. En todas ellas se anunciaba su ejecución durante la jornada de ayer.

El día anterior, dos miembros de la organización local de Fuerza Nueva, apellidados Justicia y Navajo, amenazaron a la brigada municipal y, a dos concejales socialistas con «disparar un cargador» contra el que tocara una sola piedra del monumento.

Fuerza Nueva amenaza a domicilio

Estos miembros de Fuerza Nueva se entrevistaron posteriormente con el alcalde de Santa Coloma, el sacerdote comunista Lluis Hernández, y le comunicaron que, si el monumento era trasladado, «se atuviera a las consecuencias ». El alcalde hizo saber a los ultraderechistas que el monumento sería trasladado, por acuerdo del consistorio en pleno, al depósito municipal, para su posterior emplazamiento en otro lugar de la población distinto al que actualmente ocupa, considerado demasiado céntrico -se trata de la plaza principal de la población- y molesto para el tráfico.«No vamos a destruir el monumento», manifestó anoche a EL PAIS el cura-alcalde Lluis Hernández, «sino a conservarlo como parte de la memoria popular. Si con su destrucción borráramos los cuarenta años de dictadura, ya lo habríamos hecho, pero no es así. Cambiaremos la placa para que sea el monumento de todos los caídos. »

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El alcalde Lluis Hernández tiene 42 años, y se presentó a las elecciones municipales en la lista del PSUC. Actualmente ejerce, además de su cargo en la alcaldía, como párroco en la parroquia de Sant Esteban, uno de los barrios extremos de Santa Coloma de Gramanet.

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