El presidente de la República argelina consolida su imagen en el país

Argelia, por primera vez en catorce anos, conmemoró ayer un nuevo aniversario del golpe militar encabezado por Huari Bumedian, en junio de 1965, contra el ex dirigente argelino Ahmed Ben Bella, sin la presencia física del primero. Reducidas al mínimo, las festividades tuvieron un tono discreto, mientras la atención de la dirección política estaba dirigida a los debates del Consejo de Seguridad de la ONU en torno a las acusaciones formuladas por Marruecos, tras los ataques del Polisario a las localidades de Tan-Tan y Assa, en el sur del reino alauita.

La Argelia de Chadli Bendjedid no es...

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Argelia, por primera vez en catorce anos, conmemoró ayer un nuevo aniversario del golpe militar encabezado por Huari Bumedian, en junio de 1965, contra el ex dirigente argelino Ahmed Ben Bella, sin la presencia física del primero. Reducidas al mínimo, las festividades tuvieron un tono discreto, mientras la atención de la dirección política estaba dirigida a los debates del Consejo de Seguridad de la ONU en torno a las acusaciones formuladas por Marruecos, tras los ataques del Polisario a las localidades de Tan-Tan y Assa, en el sur del reino alauita.

La Argelia de Chadli Bendjedid no es ya la de Bumedian, pero sólo un observador avezado hubiera podido detectar ayer algunos síntomas del cambio dentro de la continuidad a menos de seis meses del fallecimiento del hombre que, tras Ben Bella, encarnó la independencia política del país y su emancipación económica. Los restos de Bumedian reposan en un mausoleo del cementerio El Alia, en el panteón de los mártires, recubierto permanentemente por coronas de flores.Los actos oficiales del decimocuarto aniversario del llamado reajuste histórico, que puso fin al poder de Ben Bella, se limitaron a la inauguración de una nueva planta de tratamiento de gas natural en el polígono de Hassu R'mel, en pleno Sahara, y de la instalación del primer tubo del gasoducto transmediterránea que debe unir Argelia a Italia a través de Túnez y el estrecho de Messina.

El nombre de Ben Bella no suscita grandes emociones en la enorme masa de jóvenes, que componen más del 75% de la población argelina, e incluso los sempiternos comunicados clandestinos que manos anónimas depositan en los buzones de los corresponsales de prensa extranjera no hicieron esta semana mención al primer presidente de la Argelia independiente, quien, contrariamente a los rumores y noticias emitidas en medios de prensa europeos, sigue en Argelia, se halla en buen estado de salud y reside, bajo vigilancia, en un chalet moderno situado a poca distancia de la localidad de Blida, a menos de cien kilómetros de Argel.

Su liberación había sido anticipada por algunos diplomáticos occidentales y se daba por seguro que tendría lugar el 19 de junio por varias embajadas. Su esposa estuvo recientemente. en Argel, ocupándose de cambiar el decorado y el mobiliario del apartamento que poseen en esta ciudad, y bastó este simple hecho para dar por descontada la liberación de su marido.

La liberación podría producirse, pero para ello será necesario que todo el buró político del FLN la someta a estudio, cosa que no ha ocurrido hasta ahora, según medios competentes.

Reestructuración del aparato político

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Tras la elección de Chadli a la presidencia de la República argelina y el cargo de primer responsable del partido único, la dirección argelina ha desarrollado, en el más estricto secreto, una reestructuración interna del aparato político, en la medida en que, por primera vez, se planteaba delimitar el marco de competencias entre Gobierno y partido.Chadli ha sabido atravesar la difícil cota de los primeros cien días de poder y parece haber consolidado su imagen ante el resto de los dirigentes, gracias sobre todo al apoyo que le brindan las Fuerzas Armadas. Pero a su lado el «coordiriador» del FLN, Salali Yahiaui, ha sabido también fortalecer su peso especifico político. Ambos hombres encarnan la continuidad de las opciones políticas trazadas por Bumedian, aunque difieren en sus concepciones personales, sin que hagan jamás ostentación pública de ello.

El presidente argelino es, ante todo, un hombre de acción, parco en palabras, orador discreto y sin relieve y relativamente obsesionado por la idea de que los problemas de la sociedad argelina entrarían en vías de solución si sus compatriotas se preocuparan más del trabajo que de elucubrar sobre tal o cual aspecto de la tradicional penuria que vive el país.

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