El encuentro de dos gigantes

«Una cumbre entre el presidente de Estados Unidos y el jefe del Estado soviético es un acontecimiento que merece retener la atención. La dialéctica de las relaciones americano-soviéticas interesa al mundo entero: a Europa, naturalmente, pero también al conjunto medi terránéo y oriental, a China, Africa, al suroeste asiático, al Pacífico. América Latina, a todos los puntos álgidos y templados del planeta. (...)La firma del SALT II será el símbolo renovado de la diarquía que las dos superpotencias ejercen desde Yalta sobre toda la superficie del globo. Brejnev, pese a su not...

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«Una cumbre entre el presidente de Estados Unidos y el jefe del Estado soviético es un acontecimiento que merece retener la atención. La dialéctica de las relaciones americano-soviéticas interesa al mundo entero: a Europa, naturalmente, pero también al conjunto medi terránéo y oriental, a China, Africa, al suroeste asiático, al Pacífico. América Latina, a todos los puntos álgidos y templados del planeta. (...)La firma del SALT II será el símbolo renovado de la diarquía que las dos superpotencias ejercen desde Yalta sobre toda la superficie del globo. Brejnev, pese a su notable vitalidad, no puede tener la misma actividad que antes. Carter, en su propio país y en el extranjero ha visto disminuir su autoridad y su prestigio. (...)

He aquí a dos superpotencias que se entienden, no para llegar a medidas de desarme ni de limitación de sus armamentos, ni siquiera para hablar sobre una limitación de sus armamentos, sino sobre una progresión organizada de su capacidad de destrucción mutua. ( ... ) Pero, pese a este arsenal terrorífico, sobre el que reposa desde hace veinticinco años el equilibrio y la paz entre los dos grandes, Moscú y Washington son hoy como dos gigantes atados por liliputienses. El mundo se ha hecho multicolor, es decir, los centros autónomos de decisión se han multiplicado. Europa, con excepción de Francia, es el continente más ligado a una u otra de las superpotencias. Por otra parte, la crisis de la energía, la inflación, la debilidad del dólar, son graves problemas que paralizan al gran poder americano. De otro lado, la contestación en el mundo soviético, las dificultades para realizar una gran expansión económica. la inquietud suscitada por China, son otros tantos factores que limitan la acción de la URSS. (...)»

15 de junio

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