Cartas al director

España en la historia europea

Exactamente un día después de que el ministros de Asuntos Exteriores alemán, señor Genscher, tratase de ofrecer una «oportunidad» a los españoles de manifestarse ante las cámaras de la TV alemana, segundo canal, sometiéndose a preguntas de compatriotas nuestros desde Madrid (y al tiempo de hacer propaganda de su partido, con vistas a las elecciones europeas, que no hay que olvidar que el programa estaba pensado para ser difundido en Alemania), la propia TV alemana, primer canal, nos ha deparado, la noche del 11, una desagradable sorpresa. Dentro del clima previo a las elecciones europeas, la A...

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Exactamente un día después de que el ministros de Asuntos Exteriores alemán, señor Genscher, tratase de ofrecer una «oportunidad» a los españoles de manifestarse ante las cámaras de la TV alemana, segundo canal, sometiéndose a preguntas de compatriotas nuestros desde Madrid (y al tiempo de hacer propaganda de su partido, con vistas a las elecciones europeas, que no hay que olvidar que el programa estaba pensado para ser difundido en Alemania), la propia TV alemana, primer canal, nos ha deparado, la noche del 11, una desagradable sorpresa. Dentro del clima previo a las elecciones europeas, la ARD transmitió un informe bajo el título: «La unidad europea: ¿Invento de la política o reto de la historia?» Los realizadores ofrecieron una trayectoria histórica, cultural, etcétera, de Europa, sin mencionar para nada la aportación griega, portuguesa y española a la historia europea, que, como poco, creo que es comparable a la de Luxemburgo. Genscher dijo el día antes que hará todo lo posible por quitar prejuicios contra la ampliación de la comunidad europea, pero los señores de la televisión alemana parece que prefieren someter a los intereses mercantilistas y estructurales de la futura Europa esta historia, que, según el título del programa, ofrece el desafío de la unidad de los pueblos que integran el continente. Para los alemanes, a juzgar por el programa, no hubo hace miles de años unos desconocidos comerciantes andaluces, prehistóricos, que lograron colocar en Renania unos vasos campaniformes a cambio de importar la cerámica de bandas. Y no se hable ya de Altamira, del camino de Santiago, de la aportación de España a la romanidad anterior, etcétera. Los únicos pintores citados en la emisión fueron Rubens, Rembrandt y Hals, todos ellos germánicos. Ni una mención tan siquiera a los italianos y, por supuesto, a los españoles. Dos alusiones a España: como territorio depredado por los normandos y «patria de adopción» de un Carlos I que, según el guión, se ocupó de imposibilitar la primera unificación europea sobre la base de la Reforma. Incluso Latinoamérica apareció en los mapas presentados como un continente unido por unas líneas comerciales que en casi su totalidad terminaban en las ciudades de la Hansa germánica. Para más inri, Carlos I apareció como el enemigo mortal de la Francia de Francisco II (?), cuya derrota eliminó las posibilidades de unificación europea.

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