Cartas al director

Televisión, intolerable

Le escribe un joven de diecinueve años que, en contra de lo que hoy parece una plaga, el desencanto, se preocupa e incluso tiene ilusión por el futuro de nuestra sociedad.Pero es dificil mantener este optimismo cuando se contempla la suciedad, hipocresía y falta de respeto con que actúan algunas instituciones del Estado. Me refiero especialmente a la Televisión Española; tan criticada y tan desdeñosa con los que derrochando buena voluntad y hasta ingenuidad, esperan que sea un medio de comunicación al servicio de todos, y en el que aparezca una información que refleje la realidad del país.
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Le escribe un joven de diecinueve años que, en contra de lo que hoy parece una plaga, el desencanto, se preocupa e incluso tiene ilusión por el futuro de nuestra sociedad.Pero es dificil mantener este optimismo cuando se contempla la suciedad, hipocresía y falta de respeto con que actúan algunas instituciones del Estado. Me refiero especialmente a la Televisión Española; tan criticada y tan desdeñosa con los que derrochando buena voluntad y hasta ingenuidad, esperan que sea un medio de comunicación al servicio de todos, y en el que aparezca una información que refleje la realidad del país.

Pues bien, la Televisión Española ha demostrado, una vez más, que está al servicio de don Adolfo Suárez. Se ríe de todos: de los políticos y de la sociedad entera, y abusa de su indudab le poder. Esta última prueba ha sido el programa especial con motivo de la sesión de investidura del presidente del Gobierno. No se informó, se deformó y omitió los momentos en los cuales toda la oposición expresó su enérgica protesta a las normas que dictó don Landelino Lavilla.

El país tiene derecho a saber lo que hacen los políticos que ha elegido, es antidemocrático que oculte y los ignore a esos representantes hasta que se produzcan las próximas elecciones, en las que «en aplicación de la legalidad vigente», aparecerán unos minutos escuetos para exponer sus ideas.

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Que nadie se extrañe del pasotismo de los jóvenes; que nadie se queje de la desinformación y consiguiente despreocupación por la política del pueblo español. La Televisión Española hace todo lo posible para que esto continúe por los siglos de los siglos. ¡Esto tiene que acabarse ya!

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