"La creación científica está en relación constante con las formas de vida social"

La creación científica del hombre no es un proceso interno basado en un impulso meramente racional, ni tampoco la mera expresión de las fuerzas exteriores, sino un proceso en íntima. v constante relación con las formas de la vida social. Esta es la tesis central del doctor Marx W. Wartofsky, catedrático de la Universidad de Boston y especialista en historia de la ciencia, presente en Madrid para impartir un seminario sobre el tema Ciencia e historia en la sede de la Fundación Juan March.La tesis central del pensamiento del doctor Wartofsky es que el conocimiento humano es un resultado d...

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La creación científica del hombre no es un proceso interno basado en un impulso meramente racional, ni tampoco la mera expresión de las fuerzas exteriores, sino un proceso en íntima. v constante relación con las formas de la vida social. Esta es la tesis central del doctor Marx W. Wartofsky, catedrático de la Universidad de Boston y especialista en historia de la ciencia, presente en Madrid para impartir un seminario sobre el tema Ciencia e historia en la sede de la Fundación Juan March.La tesis central del pensamiento del doctor Wartofsky es que el conocimiento humano es un resultado de la vida social, a la vez que fundamentadora de la misma. La teoría científica, según él, es la vida social misma. Rechazó el ponente la tesis de que la ciencia sea una búsqueda. desesperada de la verdad u otra cosa, sino algo en función permanente de la vida social. Consideró en su conferencia, desestimándolo, el punto de vista que efectúa una crítica interna de la ciencia entendida como un proceso exclusivamente racional y también rechazó la tesis de que la ciencia sea el mero resultado de factores externos: psicológicos, sociales, personales... Frente a estas opiniones, a las que, sin embargo, reconoció parte de verdad, consideró que para entender la ciencia hay que comprender en profundidad la dinámica del conocimiento humano.

Insiste Wartofsky en el rechazo de esa consideración de la actividad científica humana, del pensamiento mismo, como algo que nace en el interior y se concreta en el exterior. « El pensamiento humano -afirmó- no es una actividad innata del sujeto que se plasma en el mundo externo, sino que es la internalización de ese mundo exterior que constituye la vida social ... » La representación es para él una imitación de la acción.

Sin embargo, en un estadio posterior, la representación adquiere una entidad propia. Así, por ejemplo, la lanza construida para ser arrojada sobre un animal, en la actuación dramática de la danza, se convierte a su vez en una representación de la caza misma. Al final del proceso la representación puede llegar a cobrar un sentido absolute, en sí misma.

Wartofsky propone que las instituciones sociales son también artefactos, artefactos que definen las relaciones sociales, la jerarquía en el trabajo, las formas de gobierno y todo cuanto constituye nuestra vida social. Es decir, «la historia viva está en la génesis de la ciencia... El espíritu humano está asociado a la praxis en todo momento ».

Pero la dialéctica, para él, es recíproca, porque no sólo es la actividad intelectual el reflejo internalizado de la vida social, sino que, a su vez, actúa sobre ese mundo exterior, modificándolo. La teoría es entonces reconocida como fuente de poder, porque el hombre no necesita sólo armas para fundamentar la vida social y realizar sus aspiraciones sociales, sino que necesita también una normativa que «es el conjunto de los tabúes, los secretos de producción».

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