"Madrid necesita unos diez conservatorios elementales de música"

«Madrid necesita unos diez conservatorios elementales de música, por lo menos», declaró a EL PAÍS José Moreno Bascuñana, quien ayer cesó en su cargo de director del Real Conservatorio Superior de Música, al cumplir la edad reglamentaria para su jubilación, tras haber desempeñado esta función durante algo más de ocho años y después de cuarenta de docencia en su cátedra de Armonía.En su opinión, no es ya sólo el problem,a de la masificación particularmente grave desde hace cuatro o cinco años, lo que hay que resolver, sino que es necesario dar una nueva estructura a los estudios de la carrera mu...

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«Madrid necesita unos diez conservatorios elementales de música, por lo menos», declaró a EL PAÍS José Moreno Bascuñana, quien ayer cesó en su cargo de director del Real Conservatorio Superior de Música, al cumplir la edad reglamentaria para su jubilación, tras haber desempeñado esta función durante algo más de ocho años y después de cuarenta de docencia en su cátedra de Armonía.En su opinión, no es ya sólo el problem,a de la masificación particularmente grave desde hace cuatro o cinco años, lo que hay que resolver, sino que es necesario dar una nueva estructura a los estudios de la carrera musícal para que el Real Conservatorio recupere su sentido de escuela superior. «Eso, sin perder la vista -añade- que lo que no podrá hacerse nunca es retrasar la edad ideal para el comienzo de una carrera musicál. A los dieciséis años, el futuro músico necesita poseer ya el 80% de su bagaje instrumental.»

«Con la creación de estos conservatorios elementales, que deberían funcionar con absoluta autonomía con respecto al conservatorio superior, éste perdería el carácter de parvulario, que tiene en gran parte actualmente con la presencia de los alumnos de cursos inferiores. »

El señor Bascuñana defiende el sentido de centros de capacitación profesional que deben tener los conservatorios, que tal vez estén corriendo el riesgo de perderse con la afluencia masi va de quienes buscan en la música un simple complemento de su formación humanística y que perjudican y distraen a las personas realmente vocacionadas y con aptitudes.

«El conservatono superior, al que se le niega injustamente su rango universitano, podría realizar mucho mejor esa función si se trasladan los estudios del primer ciclo actual a los conservatorios elementales.»

En el momento de despedirse del Conservatorio, al que ha dedicado toda su vida, el señor Bascuñana se siente particularmente satisfecho de la proyección exterior que ha alcanzado el Real Conservatorio en los últimos años, a lo largo de los cuales se ha convertido en un hecho habitual los conciertos de la Orquesta del Conservatorio, creada durante el período de su dirección.

A lo largo de estos ocho años, se han creado once nuevas cátedras, entre las que destacan por su importancia las de Musicología, Canto Gregoriano, Formas Musicales y Pedagogía Musical.

«Pese a que ni siento ni me gustan muchos aspectos de la música contemporánea, me encuentro especialmente satisfecho de haber contribuido a que ésta haya entrado en el Real Conservatorio de la mano de personalidades como Halfter, Luis de Pablo o Tomás Marco. »

Moreno Bascuñana se define a sí mismo como «un hombre del Conservatorio» por encima de todo, lo que le ha impedido dedicarse con mayor intensidad a la composición, «aunque no he dejado de escribir cada día alguna nota sobre el papel pautado».

Entre sus obras,cita la Suite castellana, estrenada por el maestro Arbós con la orquesta sinfónica; Cumbres de Gredos, grabada en Alemania, y Sinfonía Rural, que obtuvo en 1959 el premio de la Confederación de Centros Gallegos.

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