El Ejército, clave del poder en Argelia

Mañana dará comienzo en Argel el cuarto Congreso del Frente de Liberación Nacional, encargado de refrendar el nombre del futuro presidente de Argelia. El coronel Benjedid Chadly, actual comandante de la región militar de Arún, es el más firme candidato a ese puesto. La vicepresidencia podría ser ocupada por el coronel Ahmed Bencherif, actual ministro de Hidráulica, o el titular de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Buteflika. Según parece, se creará el cargo de primer ministro, que recaerá en el coronel Ahmed Abdelghani, ministro del Interior, o en Belaid Abdesselam, artífice de la industrial izaci...

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Mañana dará comienzo en Argel el cuarto Congreso del Frente de Liberación Nacional, encargado de refrendar el nombre del futuro presidente de Argelia. El coronel Benjedid Chadly, actual comandante de la región militar de Arún, es el más firme candidato a ese puesto. La vicepresidencia podría ser ocupada por el coronel Ahmed Bencherif, actual ministro de Hidráulica, o el titular de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Buteflika. Según parece, se creará el cargo de primer ministro, que recaerá en el coronel Ahmed Abdelghani, ministro del Interior, o en Belaid Abdesselam, artífice de la industrial ización en los años sesenta. Sobre ello informa nuestro corresponsal Manuel Ostos.

«Una democracia parlamentaria al estilo europeo no puede ser el modelo para Argelia.» Estas palabras de Huari Bumedian, en una de sus entrevistas, evocan el contexto en que va a celebrarse el cuarto congreso del Frente de Liberación Nacional argelino.Argelia difiere de cualquier modelo socio-político occidental europeo y no tierie parangón en el resto del Mogreb árabe. A diferencia de los países occidentales europeos, Argelia es una nación de jóvenes, con más del 60% de sus dieciocho millones de habitantes por debajo de los veinticinco años y con un modelo de desarrollo centrado, primordialmente, en la industrialización.

Los 3.000 delegados al congreso del FLN deben elaborar los nuevos estatutos y elegir a su dirección política. Al término de sus deliberaciones, una audiencia restringida (los doscientos hombresdel Comité Central) refrendará una candidatura presidencial propuesta por el buró político, en el que se integrarán los ocho hombres que componen el Consejo de la Revolución, quienes desempeñan la dirección política del país durante los 45 días de presidencia provisional, a cargo de Rabal Bitat.

El mandato de este último concluye el 9 de febrero, y dos días antes serán convocadas las elecciones presidenciales, en las que participarán seis millones de electores. En 1976, Bumedian obtuvo más del 90% de los sufragios válidos.

El Ejército, principal encartado

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El Ejército es la clave del poder en Argelia. De los ocho hombres del Consejo de la Revolución, sólo dos visten el uniforme todavía: los coroneles Belhouchet y Chadly, jefes militares de las regiones de Argel y Orán, respectivamente.

Otros dos coroneles, Salah Yahiaoui y Mohamed Abdelghani, han jugado un papel preeminente en los días inmediatos a la muerte de Bumedian, con el propósito abierto de que su sucesión no desborde las vías constitucionales. El primero dirige el «aparato» del FLN y su promoción futura al cargo de secretario general, o un puesto similar, está prácticamente asegurada. El segundo ha modernizado la Administración civil, desde su despacho del Ministerio del Interior, y al lado de Bitat supervisó los trabajos de la comisión preparatoria del Congreso.

Tecnócratas y pragmáticos han sido las «cabezas de serie» en los cónclaves de todas las embajadas occidentales, a la hora de solucionar el enigma de la sucesión de Bumedian. En ese orden, y con algunas salvedades, dado su pasado militar, el ministro de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Buteflika, y el titular de Industria Ligera, Belaid Abdessalam, siguen siendo candidatos posibles a la máxima magistratura, aunque cada vez se habla menos de ellos.

Los analistas occidentales han cometido alegremente el error de estimar que, necesariamente, en Argelia la muerte de Bumedian entraña, obligatoriamente, un giro profundo a la derecha, y la muerte de sus aspiraciones tercermundistas. Desde su exilio de París, Mohamed Budiaf, uno de los «históricos», ha hecho lo posible para dar título de nobleza a esa teoría.

El Ejército ha dicho su palabra. El día 4 de este mes, el Consejo de la Revolución reafirmaba la validez de los principios del socialismo y la línea de Bumedian, en una declaración solemne que fue, de inmediato, analizada por los jefes de las regiones militares y el resto de la alta oficialidad y estudiada en todas las unidades como documento político.Una clara advertencia

Anteriormente, el 21 de diciembre, el órgano de las fuerzas armadas El Djeich publicó un editorial que constituía una clara advertencia al Consejo, en el sentido de imponer a éste, si fuera ncesario, las orientaciones fundamentales contenidas en la «Carta Nacional» argelina. El 1 de enero, el presidente Bitat se reunía con los principales jefes del Ejército y las demás fuerzas armadas en un encuentro del que nada se dijo públicamente. Luego se supo que los militares se declararon «movilizados» y «garantes» de la revolución socialista.

El Ejército argelino, que había delegado al coronel Benjedid Chadly como su «representante» en el Consejo de la Revolución, ha impuesto sus exigencias. La alta oficialidad ha reclamado para las fuerzas armadas los principales puestos del nuevo Gobierno, a la vez que ha hecho valer su deseo de que el próximo jefe de Estado sea «un militar con uniforme».

La presidencia de Argelia podrá ser ocupada por uno de los dos coroneles con mando del Consejo y, concretamente, por Benjedid Chadly, un hombre «del Este» que no será rechazado por «el Oeste»

Chadly representa, en teoría una gran incógnita política. Si se confirma su candidatura, ésta sorprenderá a las cancillerías occidentales, en las que se da por seguro la ascensión de Yahiaoui.

A la postre, ambos coroneles encarnan la continuidad, no son considerados «individualistas».

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