Cartas al director

Gitanos

En el programa Fantástico, que en televisión dirige José María Iñigo, se presentó el domingo pasado al simpático niño gitano que en un generoso gesto lleno de valor logró salvar de una muerte cierta, arrancándoles de las llamas, a una docena de niños de corta edad.Durante la entrevista que Iñigo le hizo en dicho espacio el muchacho, de unos diez años, manifestó que hasta el presente año no había podido asistir a la escuela debido a que no le habían admitido por ser gitano.

Como sea que a dicha manifestación no se le dedicó atención o comentario especial durante la entrevista, me ...

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En el programa Fantástico, que en televisión dirige José María Iñigo, se presentó el domingo pasado al simpático niño gitano que en un generoso gesto lleno de valor logró salvar de una muerte cierta, arrancándoles de las llamas, a una docena de niños de corta edad.Durante la entrevista que Iñigo le hizo en dicho espacio el muchacho, de unos diez años, manifestó que hasta el presente año no había podido asistir a la escuela debido a que no le habían admitido por ser gitano.

Como sea que a dicha manifestación no se le dedicó atención o comentario especial durante la entrevista, me pregunto por qué en un caso así de tan flagrante discriminación de los derechos del niño, no se aprovechó la ocasión para pedir al citado muchacho el nombre y dirección de la escuela en cuestión, al objeto de poder citar al responsable o responsables de dicho centro para una próxima entrevista en el mismo programa, donde pudieran aducir las razones de tan inaceptable marginación.

Tal vez Iñigo podría combinar la denuncia con la diversión y la noticia en su excelente espacio de cinco horas de duración, sin merma de la calidad e interés del mismo.

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Por mucho que las estadísticas, siempre tan discutibles, digan lo contrario, España seguirá siendo un país sumido en el subdesarrollo en tanto un niño gitano no tenga acceso a los mismos centros de enseñanza, a los mismos pupitres y al mismo trato que un niño payo.

El coeficiente intelectual de los gitanos supera con frecuencia el de los payos, como consecuencia evolutiva de su lucha tradicional por la subsistencia en medios adversos. Por ello, y con independencia de otras consideraciones de simple carácter humanitario y de justicia, será siempre una buena inversión capitalizar tales condiciones de los niños gitanos con vistas a que puedan ser un día miembros valiosos de nuestra sociedad y evitar el tener que sentir vergüenza los que casualmente hemos nacido payos.

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