Albania emprende una serie de purgas ideológicas

El aislamiento político en que se encuentra Albania tras su ruptura ideológica con China después de diecisiete años de alianza parece haber puesto en marcha en el pequeño país socialista de los Balcanes una etapa de depuraciones. Según informó ayer el diario alemán Frankfurter Rundschau, que cita fuentes diplomáticas, un tribunal albanés ha condenado a muerte al ex ministro de Defensa Bequir Balluku, depuesto en 1974 bajo la acusación de pro sovietismo. La sentencia de muerte se consumó días pasados. Tras la ruptura albanesa con Pekín la sentencia de muerte contra Bailuku se convirtió e...

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El aislamiento político en que se encuentra Albania tras su ruptura ideológica con China después de diecisiete años de alianza parece haber puesto en marcha en el pequeño país socialista de los Balcanes una etapa de depuraciones. Según informó ayer el diario alemán Frankfurter Rundschau, que cita fuentes diplomáticas, un tribunal albanés ha condenado a muerte al ex ministro de Defensa Bequir Balluku, depuesto en 1974 bajo la acusación de pro sovietismo. La sentencia de muerte se consumó días pasados. Tras la ruptura albanesa con Pekín la sentencia de muerte contra Bailuku se convirtió en condena por actividades pro chinas.Las tensiones entre los antiguos aliados han quedado patentes ayer con ocasión del setenta cumpleaños del presidente albanés, Enver Hodscha. Para celebrar este acontecimiento se han puesto en marcha la mayor presa hidráulica de Albania, en Fiersa, y el combinado metalúrgico de Elbasan. Durante los actos oficiales de inauguración, los miembros del buró político del Partido del Trabajo de Albania, Adil Carcani y Hekuran Isai, han acusado a Pekín de «haber saboteado el progreso de Albania».

Para ambos funcionarios, la República Popular China ha emprendido «un curso revisionista y neocolonialista similar al de la Unión Soviética en los años veinte». Desde poco después de la muerte de Mao, los comunistas albaneses rechazan la tesis de los «tres mundos» que, según ellos, trata de imponer China a todos sus aliados.

La figura de Enver Hodscha, antiguo admirador del mariscal Tito, se ha convertido en un mito discutido desde que asumió en 1944 la jefatura de la bucólica Albania, que cuenta en la actualidad con algo más de dos millones de habitantes. Desde entonces, el país ha mantenido un aislamiento completo respecto del mundo occidental y del socialista, hasta ahora con la única excepción de China y, parcialmente, con la de Yugoslavia, ya que entre Belgrado y Tirana todavía existe una confrontación diplomática como consecuencia de la población albanesa establecida en suelo yugoslavo.

La biografía de Enver Hodscha es controvertida: con ayuda yugoslava organizó el Partido Comunista de su país en 1941, pero se puso del lado de los soviéticos en la confrontación Tito-Stalin en el año 1948. Cuando en 1961 Kruschev allanó el camino a una reconciliación con Yugoslavia, Hodscha se alió con los chinos y fue calificado por Mao Tse-tung como «faro del socialismo en Europa».

Tras la destitución de «los cuatro de Shangai», el presidente albanés rompió con Pekín. Los expertos chinos abandonaron este país el pasado mes de julio, poco antes de que el jefe del Gobierno chino, Hua Kuo-feng, visitase al ahora «cordial enemigo», de Hodscha, Josip Broz Tito.

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