Cartas al director

Precisiones a un director general

Don Gabriel Cisneros, director general de servicios sociales, jefe del servicio de Universidades Laborales, en su carta publicada por EL PAÍS el 5 de octubre pasado, intenta presentar parte de la información real y objetiva contenida en la carta que yo había publicado en esta misma sección, como una serie de acusaciones contra el Servicio de Universidades Laborales.Debo aclarar a mi director general que mi propósito no era acusar, sino informar, aunque admito que existen informaciones acusadoras. Por ejemplo, la información publicada por El Imparcial a principios de septiembre, en un am...

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Don Gabriel Cisneros, director general de servicios sociales, jefe del servicio de Universidades Laborales, en su carta publicada por EL PAÍS el 5 de octubre pasado, intenta presentar parte de la información real y objetiva contenida en la carta que yo había publicado en esta misma sección, como una serie de acusaciones contra el Servicio de Universidades Laborales.Debo aclarar a mi director general que mi propósito no era acusar, sino informar, aunque admito que existen informaciones acusadoras. Por ejemplo, la información publicada por El Imparcial a principios de septiembre, en un amplio artículo con este titular: «Las Universidades Laborales en peligro por falta de dinero». En este artículo se informaba a la opinión pública de que el curso no podría comenzar porque las Universidades Laborales se habían quedado sin fondos. Otro ejemplo sería la información transmitida por el rector de la Universidad Laboral de Alcalá de Henares a todo el personal en la sesión informativa celebrada el 3 de octubre, en la que se nos comunicó que el comienzo del curso se aplazaba indefinidamente por falta de fondos. Por último, el 4 de octubre pasado se improvisaron, mal que bien, algunos créditos provisionales para este trimestre, según pudieron saber los representantes de UGT y CCOO de esta Universidad laboral, en una entrevista con el delegado del Servicio de Universidades Laborales.

Por tanto, la información de El Imparcial y mi carta, publicadas en septiembre, tenían razones fundadas para presentar una «imagen de incertidumbre sobre el comienzo del curso», ya que los fondos se acaban de improvisar ahora.

(Pasa a la página 8)

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(Viene de la página 7)

Finalmente, desearía rectificar mi opinión de que el rumor sobre la utilización de las Universidades Laborales para las enseñanzas especiales -sean del tipo que fueren- «ha sido presuntamente alentado por la delegación del Servicio de Universidades Laborales», en el sentido de que este rumor fue transmitido por esta delegación a EL PAÍS, como si se tratara de una información fidedigna, induciendo a este prestigioso periódico a publicar una información errónea sobre el destino de estos centros, que tuvo que rectificar casi totalmente al día siguiente.

Profesor de la Universidad Laboral de AIcalá de Henares

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