Los armadores gallegos amenazan con amarrar la flota

Los armadores del sur de Galicia que faenan en Portugal podrían amarrar la flota o boicotear, en la frontera, la entrada a España de ciertos productos procedentes de aquel país. Estas y otras medidas de fuerza serán estudiadas hoy en una asamblea que se celebrará en Marín y a la que han sido invitados representantes del sector de toda Galicia, así como el subsecretario español de Pesca, Víctor Moro, el senador independiente Valentín Paz Andrade y el parlamentario de UCD y conselleiro de pesca de la Xunta de Galicia, Baldomero Fernández Calvino. El apresamiento de cuatro barcos de Marín...

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Los armadores del sur de Galicia que faenan en Portugal podrían amarrar la flota o boicotear, en la frontera, la entrada a España de ciertos productos procedentes de aquel país. Estas y otras medidas de fuerza serán estudiadas hoy en una asamblea que se celebrará en Marín y a la que han sido invitados representantes del sector de toda Galicia, así como el subsecretario español de Pesca, Víctor Moro, el senador independiente Valentín Paz Andrade y el parlamentario de UCD y conselleiro de pesca de la Xunta de Galicia, Baldomero Fernández Calvino. El apresamiento de cuatro barcos de Marín, al que ha seguido otro de Ribeira (La Coruña) ha puesto en tensión a los armadores, que envían a Portugal cuatrocientos barcos con 5.500 tripulantes. El problema afecta también a Huelva, que tiene 150 pesqueros faenando en la costa portuguesa.

Representantes de los armadores han manifestado a EL PAÍS que es inadmisible contemplar el problema pesquero aislado, ya que nuestros barcos obtienen capturas sensiblemente superiores en Portugal, a las que consiguen los barcos portugueses en nuestra plataforma continental. «Las relaciones entre ambos países son mucho más complejas y hay que sopesarlo todo. »

Sin tener en cuenta el conjunto de las relaciones comerciales y sin respetar el espíritu y la letra de un tratado bilateral negociado en Lisboa y que sólo está pendiente de firma, los portugueses exigen ahora que se abandonen las mallas de cuarenta milímetros y se utilicen otras de sesenta, las cuales, naturalmente, dan menos rendimiento. Piden licencias que amparen las capturas y solamente permiten faenar a los barcos españoles en una franja de seis a doce millas, conocida ya por los pescadores gallegos como «la autopista de La Guardia a Huelva», zona en la que hay muy pocas especies.

Estas exigencias, unidas a la inseguridad de los pesqueros en la última semana han provocado una fuerte tensión que podría derivar en el amarre generalizado y otras medidas de fuerza.

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