La catástrofe de Los Alfaques, pendiente de clarificación

Un mes después de haberse producido la catástrofe del camping tarraconense de Los Alfaques se mantienen en pie las más importantes incógnitas, a. pesar de las seguridades de clarificación que, en público y privado, ofrecieron en su día las autoridades, españolas y los propios responsables de la empresa Cisternas Reunidas, propietaria del camión que provocó el desastre.Treinta y un días no parecen haber sido plazo suficiente para que cualquiera de los varios Ministerios competentes en el asunto elabore -si las tiene- sus conclusiones. Oficialmente se ha hablado de reuniones mantenidas po...

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Un mes después de haberse producido la catástrofe del camping tarraconense de Los Alfaques se mantienen en pie las más importantes incógnitas, a. pesar de las seguridades de clarificación que, en público y privado, ofrecieron en su día las autoridades, españolas y los propios responsables de la empresa Cisternas Reunidas, propietaria del camión que provocó el desastre.Treinta y un días no parecen haber sido plazo suficiente para que cualquiera de los varios Ministerios competentes en el asunto elabore -si las tiene- sus conclusiones. Oficialmente se ha hablado de reuniones mantenidas por comisiones interministeriales y expertos, pero ninguno de sus frutos -caso de que los tuviere- ha trascendido. Privadamente, más de un alto cargo reconoce que el asunto es muy vidrioso y que nadie desea entrar a fondo en él, procurando sacudirse la difusa responsabilidad que pudiera corresponderle. A estas alturas, no sólo no se conocen los motivos y circunstancias de la explosión del propileno. sino que ni siquiera han sido facilitadas cifras definitivas de muertes y heridos de la catástrofe.

No parece una casualidad que el asunto esté esencialmente referido al escabroso mundo del transporte; uno de los más oscuros e inasequibles del país, permanentemente implicado en casos sin solución, a los que amenaza con agregarse la explosión de Los Alfaques. Si esto es así, quedará ya demostrado que los poderes públicos, tan agresivos en ocasiones, poseen también su personal lista de intocables, a la vieja usanza.

Hasta que el tema no se clarifique nadie deberá rasgar sus vestiduras porque su actuación quede en entredicho. Y esto alcanza no sólo a los propietarios -sean quienes fueren- del camión, sino también a las dos empresas del INI, origen y destino de la mortífera carga, y por supuesto al Gobierno, ya que prácticamente todos los Ministerios parecen tener, además del de Transportes, competencias en ello.

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