Desaparen cien chabolas de gitanos en Carabanchel

Cerca de cien chabolas de gitanos cayeron ayer en Carabanchel bajo el pico de los obreros o aplastadas por las excavadoras. Las familias que las habitaban están ya viviendo en los pisos de protección oficial construidos en Alcalá de Henares.

Después de varios años de escritos, reuniones, perspectivas optimistas y jarros de agua fría, cien familias gitanas han conseguido una vivienda digna. El problema no acaba aquí, puesto que sólo en el barrio de Carabanchel subsisten unas 2.000 infraviviendas y a nivel de todo Madrid la misma Delegación Provincial informa de la existenc...

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Cerca de cien chabolas de gitanos cayeron ayer en Carabanchel bajo el pico de los obreros o aplastadas por las excavadoras. Las familias que las habitaban están ya viviendo en los pisos de protección oficial construidos en Alcalá de Henares.

Después de varios años de escritos, reuniones, perspectivas optimistas y jarros de agua fría, cien familias gitanas han conseguido una vivienda digna. El problema no acaba aquí, puesto que sólo en el barrio de Carabanchel subsisten unas 2.000 infraviviendas y a nivel de todo Madrid la misma Delegación Provincial informa de la existencia de 33.000 chabolas.Han sido los núcleos chabolistas de Lorenza Alvarez, la Mica y Jauja los que en esta ocasión se han visto beneficiados por la actuación oficial. Desde el jueves, las tres zonas presentan una imagen de barrio devastado, aunque en esta ocasión las causas sean de signo positivo.

La gestión más urgente a realizar ahora, que correponde al Ayuntamiento, ya que los terrenos de Lorenza Alvarez son municipales es vallar todos los caminos de tierra que dan acceso a las laderas del arroyo para evitar que nuevas familias gitanas aprovechen los escombros y levanten nuevas chabolas de la noche a la mañana. Esta petición es de un miembro de la asociación de vecinos de Carabanchel. La experiencia demuestra que bastan pocos días para que un núcleo de chabolas desaparecido o semiaparezca de nuevo. De hecho, estos días atrás, al conocerse la inminencia de los traslados la población del barrio ha crecido notablemente a base de familiares que han acudido por si toca algo.

Queda, sin embargo, un problema de índole económica que ha impedido a varias familias gitanas la aceptación de sus nuevas viviendas. La entrada que hay que pagar asciende entre 40.000 y 60.000 pesetas. Y algunos no disponen de esa cantidad. Las conversaciones con la delegación se orientan ahora a conseguir una subvención que remedie su carencia de fondos. Al menos cinco de los adjudicatarios han tenido que renunciar a su nuevo piso por este motivo.

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