Alemania mantendrá su dureza ante las peticiones de EEUU durante la "cumbre" económica

El canciller federal, Helmut Schmidt, acudió ayer a recibir al presidente norteamericano Carter, a su llegada al aeropuerto de Colonia para asistir a la cumbre de Bonn. La presencia del canciller, en contra de lo anunciado, contribuye al tono cordial previo de la reunión. Momentos antes de partir para Alemania, a donde llegó anoche a las nueve y media, Carter había calificado como « buenas» las relaciones entre Estados Unidos y Alemania Federal. Paralelamente, el canciller Schmidt advirtió que su Gobierno solamente decidirá el aplique de nuevas «inyecciones coyunturales» si los demás países pa...

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El canciller federal, Helmut Schmidt, acudió ayer a recibir al presidente norteamericano Carter, a su llegada al aeropuerto de Colonia para asistir a la cumbre de Bonn. La presencia del canciller, en contra de lo anunciado, contribuye al tono cordial previo de la reunión. Momentos antes de partir para Alemania, a donde llegó anoche a las nueve y media, Carter había calificado como « buenas» las relaciones entre Estados Unidos y Alemania Federal. Paralelamente, el canciller Schmidt advirtió que su Gobierno solamente decidirá el aplique de nuevas «inyecciones coyunturales» si los demás países participantes en la cumbre de siete paises adoptan una medida similar.

El ministro de Economía de Bonn, Lambsdorff, ha condicionado el éxito de esta cumbre a que Carter acepte, con todos los condicionamientos que pueda presentar el Senado norteamericano, la teoría alemana del convoy en sustitución de la norteamericana de la locomotora alemana. Para Lambsdorff, hay otra cuestión de gran valor indicativo: Carter preguntará a los japoneses «cómo prevén que podrán reducir su superávit comercial de 12.000 millones de dólares respecto de Estados Unidos». De esta pregunta depende, según el ministro alemán, el que se opte claramente o se renuncie a la vía del proteccionismo.El Gobierno Federal confía en que por lo menos, Carter ofrecerá un indicio que permita anticipar una operación de fortalecimiento del dólar por parte de Carter y una reducción de compras de petróleo por Estados Unidos. Schmidt ha dicho sobre este punto: «Es intolerable que la reserva monetaria más importante del mundo, que al tiempo es la base de las transacciones, se debata en una permanente agitación.» En su conversación de hoy con Carter parece que el canciller le presentará claramente la situación que se derivaría del «ataque frontal» que desarrollaría contra las oscilantes embestidas del dólar del Fondo Común Europeo, Fijado en Bremen en unos 50.000 millones de marcos.

Nadie espera que Carter ofrezca respuestas concretas y, por esta razón, cuando la prensa pregunta a los políticos alemanes si habrá o no programa común, éstos se limitan a hablar de comunicado final. Un semanario económico, Wirtschaftswoche, anticipa que Carter presentará una lista de exigencias a los europeos en tono de advertencia. Lógicamente, estas amenazas, veladas o no, se dirigirían contra la RFA, a la que el presidente norteamericano sigue viendo como principal soporte de una posible estabilización económica mundial. Bonn no está dispuesto a conceder ya ni un 3% de crecimiento económico, índice ya de por sí inferior al requerido por los demás europeos de la CEE y Estados Unidos.

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